Actvidad de Investigación >Introducción


A- Introducción I B- Tarea I C- Proceso I D- Recursos I E- Evaluación I F- Conclusión

La pregunta sobre qué es la realidad es la primera pregunta filosófica. Y la respuesta primera o más inmediata es aquella más próxima al sentido común y que nos dice que la realidad es aquello que se nos presenta en nuestra experiencia de forma directa e inteligible, que la realidad es el todo en el que vivimos, somos y estamos. Sin embargo, el hombre no sólo está en la realidad y forma parte de la misma, sino que también es él quien, con sus instrumentos de conocimiento, pretende conocer dicha realidad circundante y su propia realidad. En este sentido, resulta inevitable que se plantee el ser o realidad de su propio conocer. Por consiguiente, la distinción y relaciones entre la realidad y el conocimiento han sido y son objeto de numerosas reflexiones que van desde el realismo ingenuo hasta el idealismo absoluto. Junto con la metafísica del ser existe en la filosofía occidental una "metafísica del conocer" que en ocasiones corren paralelas y en otras se integran o incluso se confunden.

El realismo, como postura metafísica y gnoseológica, se opone al idealismo en todas sus formas. En su sentido metafísico, el realismo sostiene que la realidad existe independientemente de la conciencia o del sujeto que la conoce. En su sentido gnoseológico, afirma que el conocimiento es posible sin necesidad de suponer que la conciencia impone a la realidad ciertos conceptos o categorías a priori.
Por su parte, el idealismo es un modo de pensar que ha dado nombre a múltiples sistemas filosóficos. Distinguimos entre el idealismo platónico, el idealismo trascendental kantiano y el idealismo absoluto de Hegel, por ejemplo. En el idealismo también encontramos una vertiente metafísica y otra gnoseológica pero, a nivel general, podemos caracterizarlo como la postura que considera la idea como principio del ser y del conocer, y defiende que la realidad no puede ser representada simplemente por nuestros sentidos externos, sino que necesita del concurso de las categorías o principios de la mente.

El idealismo es deudor del principio de inmanencia característico de los filósofos de la modernidad.