Actvidad de Investigación >Introducción


A- Introducción I B- Tarea I C- Proceso I D- Recursos I E- Evaluación I F- Conclusión
La ciencia proporciona al hombre un conocimiento de la realidad cuya aplicación práctica constituirá la técnica. En ese sentido, la técnica, que es fruto de la acción productiva del hombre, es el resultado de su intento inteligente de adaptar el medio a sus necesidades. Por consiguiente, la técnica es un medio o instrumento al servicio del hombre. La técnica y su progresiva importancia constituye una realidad evidente e ineludible de nuestro tiempo. Por otra parte, en cuanto actividad humana libre y consciente, la aplicación técnica parece ser susceptible de una valoración ética o moral. Sin embargo, actualmente existen diferentes posturas o actitudes respecto a las relaciones entre técnica y ética:

Actitud neutral: La ciencia y la tecnología no son ni buenas ni malas en sí mismas. Son medios que el hombre utiliza bien o mal.
Actitud optimista: La ciencia y la tecnología son siempre buenas. Cualquier desarrollo científico y tecnológico implica el valor supremo del progreso. Por eso, Ciencia y tecnología deben ser autónomas respecto a la ética o moral.
Actitud pesimista: Las dos guerras mundiales y, sobre todo, Hiroshima y Nagasaki han demostrado que la ciencia y la tecnología se nos pueden ir de las manos. De hecho, tienden a instrumentalizar a su creador, el hombre, y "devorarlo".
Actitud no neutral. Ciencia y tecnología surgen ya del complejo mundo social y de los valores que entraña este y los propios científicos y tecnólogos que lo desarrollan. Por eso, nunca es neutral. El desarrollo científico y tecnológico es el que proyectamos, el que buscamos, el que queremos.

La realidad de los hechos nos muestra y demuestra que hoy ya no podemos valorar la técnica desde la ingenua perspectiva del ya superado "mito del progreso", ya que todo supuesto "progreso" tecnológico no siempre implica un progreso humano verdadero. Por otro lado, tampoco parece totalmente adecuada la postura pesimista ya que, si bien advierte al hombre sobre un peligro real, no es menos cierto que presupone la concepción de una técnica que se ha absolutizado a sí misma, convirtiéndose en un fin que subordina e instrumentaliza al propio hombre. Muy probablemente ése sea el verdadero problema