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Vamos a intentar desentrañar qué es la lógica y para qué sirve. A través de sucesivas y progresivas aproximaciones, justificaremos por qué la lógica es instrumento del saber: de la filosofía en particular, y de la ciencia en general.

Ya en el ámbito práctico, analizaremos cómo funciona la lógica científica o sistemática. Ciertamente, podemos hablar de diferentes tipos de lógica y también existen diversos lenguajes formales o simbólicos. Sin embargo, nosotros lo que haremos será introducirnos en la lógica tradicional. Esta lógica, fundamentalmente silogística, tiene las ventajas de no precisar el conocimiento de un lenguaje formal propio y, al igual que la lógica moderna de enunciados y de predicados, permite la cuantificación y uso de conectores. La lógica clásica toma en consideración unos elementos básicos, esenciales en toda lógica: los conceptos, las proposiciones o juicios, y los razonamientos. Progresivamente, analizaremos cada uno de estos elementos, sus relaciones y las reglas que garantizan la corrección formal de los razonamientos.

La inteligencia humana avanza en el camino del conocimiento gracias a los razonamientos. Ciertamente, la legitimidad de dicho progreso viene garantizada por el cumplimiento de una serie de reglas o leyes que conviene conocer y aplicar. En este sentido, examinaremos, paso a paso, las reglas del correcto pensar. Sin embargo, no debemos olvidar que su verdad o falsedad depende de su "materia" y no simplemente de su "forma". Por otra parte, también deberemos ser capaces de descubrir los errores que, bajo su apariencia de verdad, ocultan las falacias.