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Plan de viaje > Ortega

Mill I Marx I Nietzsche I Wittgenstein I Heidegger I Ortega I Habermas I
 

OBSERVACIONES GENERALES: La primera impresión con la que se encontrarán nuestros alumnos es de que están ante un autor fácil. El estilo sugerente, claro y divulgativo de Ortega les hará pensar eso. Labor nuestra será intentar que profundicen más allá de la primera impresión. Quizás sea interesante para ello presentarles algún texto de Ortega que sigue siendo de rabiosa actualidad como La rebelión de las masas o Misión de la Universidad y hacerles ver la complejidad de las cuestiones que allí se plantean.

ORTEGA Y LAS ETAPAS DE SU PENSAMIENTO: Nuestra misión en este primer apartado será exponer sintéticamente que el pensamiento de Ortega es un pensamiento en evolución continua pero que forma un sistema unitario. La primera etapa prepara para la segunda y las dos para la tercera. Evidentemente tenemos que ser conscientes de que dicha afirmación no la entenderán al principio pero uno de nuestros objetivos primordiales ha de ser el de que al final consigan la visión de tal unidad.

EL OBJETIVISMO: Deberemos hacer referencia a algunos textos de esta primera etapa para analizar en qué consiste la actitud objetivista de Ortega. Nos parece fundamental hacer hincapié en que el objetivismo pretende que España sea europea, pero a la española. Es decir, sin copiar externamente actitudes vistas sino mediante el ejercicio de las actitudes que pueden ayudarnos a hacer ciencia y teoría y, en consecuencia, a construirnos un sistema propio (fundado en relación con nuestra circunstancia, como apreciará más adelante). Es interesante reflexionar, desde aquí, con nuestros alumnos sobre qué significa ser europeo y en qué consiste, si lo hay, el proyecto de Europa.

EL PERSPECTIVISMO: Al abordar la segunda fase del pensamiento orteguiano es fundamental insistir en tres aspectos: la doctrina de la complementariedad de perspectivas, la tolerancia como actitud básica y la doctrina del circunstancialismo.

La doctrina de la complementariedad de perspectivas nos introduce en el concepto de perspectiva que, lejos de todo relativismo (y en esto hay que insistir hasta la saciedad), es una actitud plenamente objetivista. Cada perspectiva supone una parcela de la verdad que hay que completar en el sistema total con las aportaciones perspectivistas de los otros.

Por eso, la tolerancia es la actitud fundamental. Todas las perspectivas son válidas porque son escorzos de la verdad total, parcelas de ella y, por eso, todas valen; pero no por sí mismas sino en relación al sistema total. De ahí que no se pueda llegar a la verdad sino es con la aceptación de todas las perspectivas, aun de las más distantes y distintas. (Esta reflexión orteguiana debe hacernos parar a reflexionar con nuestros alumnos acerca de la idea de tolerancia que ellos manejan que, quizás, no sea tolerancia sino indiferencia, desprecio o imposición de lo propio frente a lo ajeno).

El circunstancialismo incidirá en la importancia de la situación del yo. El yo es un ser situado biográficamente, históricamente, y se configura desde su circunstancia al tiempo que la circunstancia es configurada por el yo. Sería interesante comparar dicha doctrina con los determinismos de corte sociológico.

EL RACIOVITALISMO: La aproximación a la tercera etapa partirá de las críticas de Ortega tanto al racionalismo como al vitalismo. Quizás sea interesante utilizar algún trozo de su artículo “Ni vitalismo, ni racionalismo”. Es fundamental diferenciar el concepto de vida que utiliza Ortega, vida biográfica e histórica, del empleado por otros vitalismos. También es importante incidir en la distinción entre ideas y creencias y su función en la constitución de una cosmovisión histórica y como no, en la molécula de la historia, el concepto de generación. Y, finalmente, en su análisis de las crisis históricas y su superación o no. Aquí se plantean muchísimas cuestiones de interés para nuestros alumnos: la importancia de las ideas y de las creencias y de que las creencias se transformen en ideas mediante el ejercicio racional para que el hombre, individual y socialmente, crezca; la importancia del conflicto generacional como motor del crecimiento de la humanidad; la importancia de que el hombre sea creador y no vuelva a soluciones antiguas o renuncie al problema –convirtiéndose en un bárbaro- pues de su libertad creadora depende lo que el hombre y la humanidad puedan llegar a ser