"Todas
las personas tienen derecho a ser reconocidas, no sólo como seres humanos
en general, sino como personas concretas, con una identidad propia y diferente
a las demás, nacida de su biografía, de su situación y
modo de ser, y del ejercicio de su libertad. La negación del reconocimiento
puede constituir una forma de opresión, puesto que significa despojar
a la persona de aquello que le hace ser él mismo y que le da su identidad
específica e intrasferible. Por ejemplo: a nadie se le debe cambiar su
nombre por un número, negarle el derecho a manifestar sus convicciones,
a hablar su propia lengua, etc. La forma hoy más universal de expresar
el reconocimiento debido a todo hombre son los derechos humanos"
(YEPES, R. Fundamentos de antropología).
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