Recuerda lo más importante

Se distinguen dos tipos de ondas en las telecomunicaciones:
Ondas sonoras
que se propagan a través del aire (o en algunos casos del agua), como la voz humana.
Ondas electromagnéticas que se propagan en el vacío y que se transmiten a la velocidad de la luz, a 300.000 kilómetros por segundo. Estas últimas, las ondas electromagnéticas, son las que más interés revisten para las telecomunicaciones.

Existen diferentes tipos de ondas electromagnéticas, que se distinguen por su frecuencia. El conjunto de todas ellas es el espectro electromagnético.

La radio es un medio de comunicación que se basa en el envío de señales de audio a través de ondas de radio.

El teléfono es un dispositivo de telecomunicación diseñado para transmitir señales acústicas por medio de señales eléctricas a distancia.

El teléfono móvil funciona básicamente como un aparato emisor y receptor de radio que trabaja con dos frecuencias distintas, una para emitir y otra para recibir información. Dicha información no es solamente la voz humana, sino mensajes de texto o cualquier tipo de comunicación que se pueda transformar en una onda electromagnética.
 

La televisión es un sistema para la transmisión y recepción de imágenes en movimiento y sonido a distancia.

Existen diferentes sistemas según sea su transmisión: televisión por ondas, televisión por cable, televisión por satélite y televisión por Internet.

Además, algo importante que hay que considerar es el tipo de receptor de televisión: televisor de tubo de rayos catódicos, televisor LCD y televisor de plasma.

Puesto que la tecnología que permite las comunicaciones públicas (radio, televisión) son ondas electromagnéticas, muy semejantes a las empleadas en la comunicación privada (teléfono), las conversaciones llevadas a cabo por un teléfono móvil pueden recibirse con un dispositivo no mucho más sofisticado que un aparato convencional de radio.

Las conversaciones telefónicas están protegidas por el derecho a la intimidad, que sólo puede vulnerarse mediante una orden judicial en el caso de que su escucha favorezca la investigación de la policía o las fuerzas de seguridad del estado.
De no darse ese caso, la escucha y todavía más la difusión de conversaciones privadas va contra la ley, al igual que manipular o curiosear el teléfono móvil de otra persona sin su permiso.

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