Recuerda lo más importante

La evolución de los objetos

La evolución tecnológica no sólo consiste en la invención de nuevos objetos, sino que también en la evolución de los objetos ya inventados. Por ejemplo, la evolución del ordenador de sobremesa al portátil responde a una búsqueda del menor coste y la comodidad en el uso.

La Normalización

Las normas son especificaciones técnicas aprobadas por una institución cuya autoridad es ampliamente reconocida y que establecen que los objetos tengan unas determinadas dimensiones o características. Es decir, crear estándares.

Según la ISO (International Organization for Standarization) la Normalización es la actividad que tiene por objeto establecer, ante problemas reales o potenciales, disposiciones destinadas a usos comunes y repetidos, con el fin de obtener un nivel de ordenamiento óptimo en un contexto dado, que puede ser tecnológico, político o económicos.

Al hablar de productos normalizados o no normalizados hay que tener en cuenta que se trata siempre de una cuestión relativa, existen diferentes niveles de normalización y el mismo producto puede tener algunos componentes normalizados y otros no normalizados.

Las normas pueden ser nacionales; en España existen las normas UNE (Una Norma Española), en Alemania las DIN, europeas; normas EN o mundiales; normas ISO. En España, las normas UNE son elaboradas por AENOR.

Otra división importante es entre normas de obligado cumplimiento y recomendaciones. La Administración y los poderes públicos son los responsables de decidir qué normas son de obligado cumplimiento y cuales se quedan en la categoría de recomendaciones técnicas; en este último caso, serán los técnicos (ingenieros, arquitectos, electricistas, mecánicos, etc.) los encargados de pedir y apoyar su uso en los proyectos.

Para que una norma tenga éxito y se cumpla, no sólo porque un comité o una autoridad administrativa obligue a ello, sino porque supone además una ventaja para fabricantes y compradores, debe de cumplir una serie de características:

La norma debe ser clara y estar bien definida, debe satisfacer a todos los implicados en ella, tanto a los fabricantes, como a los compradores, como a la Administración. Debe darse a conocer, tanto la norma en sí como las ventajas que acarrea. Si es de obligado cumplimiento, debe verificarse que realmente se cumple. Debe revisarse para comprobar que sigue siendo útil y no se ha quedado obsoleta. En caso contrario, se modificará o se derogará.

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