Cultura y sociedad en España desde 1939 Se suelen diferenciar dos periodos desde el final de la Guerra Civil hasta el nuevo milenio:
De 1.939 a 1.949. La autarquía económica y cultural. Al terminar la Guerra Civil el país resulta devastado y la población civil se va a enfrentar a años de miedo, persecución de los disidentes políticos y hambre. Las organizaciones sindicales y los partidos políticos son prohibidos. En estos primeros años la expresión cultural queda limitada por una férrea censura a los vencedores que rompen con el pensamiento liberal, europeísta de la anteguerra y pretenden fundar una "nueva cultura" basada en el catolicismo ultraconservador y en las glorias de la España imperial de los Siglos de Oro: son constantes las referencias a los Reyes Católicos, la conquista de América, etc. En esta empresa tienen un papel decisivo los intelectuales de Falange Española a través de las revistas sufragadas por el régimen como El Español, La Estafeta Literaria, Garcilaso y Escorial, etc. En consecuencia, la realidad española del momento es excluida de cualquier publicación literaria o de pensamiento y se impone una visión triunfalista o cuando menos evasiva de la España, solo perturbada hacia 1944 por la novela tremendista de Cela, la descorazonadora visión de la posguerra de Carmen Laforet o la poesía desarraigada. De 1.945 a 1.950. El inicio de la recuperación del pensamiento liberal. Políticamente son los años del aislamiento internacional por la complicidad de Franco con el nazismo y el fascismo derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Algunos núcleos intelectuales del falangismo vinculados a la revista Escorial (Pedro Laín Entralgo, Dionisio Ridruejo...) son conscientes de la precariedad de la cultura española e intentan rescatar algunos valores de la literatura y el pensamiento liberal del exilio. Los primeros síntomas de esta aproximación son el regreso a España de José Ortega y Gasset y la aparición de revistas de debate intelectual y político como índice (1.945) e ínsula (1.946), publicación de crítica literaria que pretende salvar del olvido la literatura de los escritores "trasterrados". Ya al borde de la década de los cincuenta, despuntan obras literarias que anuncian una nueva etapa de las letras españolas: Blas de Otero publica ángel fieramente humano (1.950) y Buero Vallejo, perseguido y encarcelado en años recientes, hace entrar de lleno la realidad de la gente común en Historia de una escalera (1.949). En las artes plásticas predomina el clasicismo y la monumentalidad escurialense en la arquitectura (Valle de los Caídos, Ministerio del Aire...). En círculos menos triunfalistas se revaloriza la pintura de "la España negra" de José Gutiérrez Solana, con cuya estética podríamos relacionar la novela tremendista de Camilo José Cela. Marginalmente, la abstracción ofrece las primeras manifestaciones a partir de 1948 por influencia de Paul Klee y de Joan Miró, que había regresado a España en los primeros 40. El cine de los años 40 fue un instrumento de propaganda del régimen al servicio de la "formación del espíritu nacional". Fueron temas preferidos las gestas de la Guerra Civil, los Reyes Católicos y la conquista de América. Todas las funciones iban obligatoriamente precedidas por el NO-DO, informativo propagandístico del Régimen creado en 1942. Había también un cine cómico frecuentado por el gran público que servía para olvidar las penurias de la posguerra. La radio fue la gran protagonista del ocio en los hogares con menos recursos: los seriales cursis, los informativos triunfalistas llamados "partes", los sermones del padre Venancio Marcos y, sobre todo, la copla andaluza en las voces de Imperio Argentina y Conchita Piquer que quedaron como emblema de la "educación sentimental" de los españoles de la época. |
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De 1.950 a 1.959. El despertar de la oposición cultural al régimen. Políticamente son años de apertura internacional. España entra en la UNESCO (1.953), en la ONU (1.955) y firma el Concordato con la Santa Sede y el Tratado de Cooperación con EEUU. Una tímida apertura política e intelectual tiene como consecuencia la entrada de libros y publicaciones, muchos clandestinamente, impensables en la década anterior: la novela conductista norteamericana, el Neorrealismo italiano, la novela objetivista, etc. En este clima se hace más evidente la precariedad de la cultura y de la educación española. Surgen así las primeras protestas universitarias en 1956 con las que solidarizan personalidades antes vinculadas al Régimen (Laín Entralgo, Dionisio Ridruejo...) y gran parte del mundo intelectual se pasa a la oposición. En el pensamiento español de los 50 destacan J. L. Aranguren, desde el catolicismo progresista; Enrique Tierno Galván, ensayista y estudioso del pensamiento marxista y el historiador Jaume Vicens Vives. Ortega y Gasset, muerto en 1955, sigue siendo el maestro del pensamiento liberal, siempre atacado por la Iglesia, con discípulos como Julián Marías. En literatura es la década del realismo social, luego matizado hacia 1955 por una nueva generación de escritores (los niños de la guerra) con tendencia a ver la ruindad de la vida de posguerra desde la distancia y la ironía (Gil de Biedma, ángel Valente, José Agustín Goytisolo....). En la renovación literaria tiene gran trascendencia la creación en 1958 del Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, sin olvidar el extraordinario papel de la revista de José Monleón, PRIMER ACTO, para el conocimiento del teatro español y extranjero contemporáneos. En las artes plásticas predominan dos grupos: Dau al Set de tendencia surrealista (Tapiés, Cuixart...) y El Paso (1957) que agrupaba a varios pintores influenciados por el expresionismo abstracto norteamericano bajo el nombre de "informalismo" (Millares, Saura, Canogar...). Otro estilo diferente es el realismo pictórico de Antonio López (1955). El cine sigue ocupando un lugar de privilegio en el ocio de los españoles. El musical folklórico es el preferido: El último cuplé (1957), La violetera (1958). En la comedia satírica destaca Luis García Berlanga (Bienvenido Mr. Marshall, 1952). Por último, el cine neorrealista italiano influyó en la visión crítica de la realidad española de Juan Antonio Bardem (Calle Mayor,1956). De 1.959 a 1.975. La ruptura generacional. En 1957 entran en el gobierno los llamados ministros tecnócratas del Opus Dei que decidirán en lo sucesivo la occidentalización y liberalización de la economía española, sobre todo a partir del Plan de Estabilización de 1959. España sale definitivamente de la autarquía económica y se convierte en un país industrial, si bien la demanda de trabajo provoca una emigración masiva de españoles a Europa. El turismo conoce una expansión espectacular y la Ley de Prensa de 1966 supone una cierta apertura informativa y relajación de la censura. Finalmente, en 1969 Franco propone a las Cortes a Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado. Además de la tradicional oposición de comunistas, socialistas y demócratas, el franquismo se va a enfrentar a la desafección de la Iglesia. Muchos católicos ya no se conforman con el viejo humanismo cristiano y se acercan, a partir del Concilio Vaticano II (1961-1965), al humanismo marxista, en choque frontal con la Iglesia conservadora y la Dictadura. Lo verdaderamente significativo de estos años, también en España, es la revisión crítica del pensamiento liberal propio de las democracias burguesas. Por primera vez en muchas décadas se produce una ruptura generacional en lo político, en lo cultural, en lo literario, en lo moral...con las pautas marcadas por las generaciones anteriores. Síntomas de este rechazo a lo viejo fueron la rebelión universitaria, el "Mayo francés" del 68, las protestas contra guerra de Vietnam y el rechazo al consumismo desbocado de las "sociedades de bienestar" por los llamados movimientos contraculturales. En cuanto a las revistas de pensamiento, la reaparecida Revista de Occidente de Ortega y sobre todo Cuadernos para el Diálogo (1963) mantiene una línea en defensa de los principios democráticos propios de los países europeos. La revista Triunfo (1962), objeto de repetidos secuestros gubernativos, será un símbolo de la resistencia intelectual antifranquista. Desde mitad de los 60 la literatura da la espalda al compromiso cívico y revive la influencia de la vanguardia surrealista, de los poetas del 27 y del refinamiento culturalista del Modernismo. En las artes plásticas es significativa la influencia del arte pop en los pintores del Equipo Crónica que se apartó del informalismo anterior para cultivar una pintura figurativa que presentaba de manera grotesca o irónica la realidad y la tradición españolas. En el cine destacan las películas de Carlos Saura, creador de verdaderas alegorías críticas del cerrado mundo franquista en Ana y los lobos, La prima Angélica, etc. |
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El periodo democrático. A finales de los 60 y comienzos de los 70 la represión y los estados de excepción (1969) apenas pueden contener la decadencia del Régimen. El nacionalismo vasco se radicaliza con el terrorismo de ETA que asesina en 1973 al Presidente del Gobierno Almirante Carrero Blanco. En octubre de 1975 Franco enferma y muere el 20 de Noviembre. El 22 de noviembre Juan Carlos de Borbón jura como Rey ante las Cortes. A partir de esta fecha, se abre una nueva etapa en la historia de España. Se legalizan los partidos políticos y se convocan elecciones libres (1977), se aprueba la actual Constitución que consagra la Monarquía parlamentaria y el Estado de las Autonomías. Las elecciones de 1982 marcan el final de la etapa de la "transición" a la democracia. Llega al gobierno el PSOE que permanecerá en el poder hasta 1996. España se incorpora a las estructuras militares y políticas de los países occidentales al entrar en la OTAN y en la Comunidad Económica Europea en 1986. Los cambios en la mentalidad y la cultura española de los 80 y los 90. La democratización de la cultura.
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La novela española desde la guerra civil Introducción. La primera consecuencia de la Guerra Civil en la novela es la división entre los novelistas que escriben en el exilio y los novelistas del interior. Los primeros, que sufren el dolor del exilio por su apoyo a la República, evolucionan libremente en los diferentes países de acogida ( Méjico, Argentina...). Los segundos escriben en una España devastada por la guerra y sumida en la miseria, siempre controlados por la censura que vigilaba cualquier atisbo de crítica a la nueva situación política o desviación de la moral católica. Los novelistas del exilio. Ramón J. Sender se había iniciado en los años 30 con novelas de compromiso político como Imán, sobre la guerra de Marruecos. En el exilio escribe sobre la Guerra Civil novelas como Crónica del alba (1942) y sobre todo Réquiem por un campesino español (1953), que muestra el proceso de concienciación social y política de un campesino aragonés, Paco, hasta su fusilamiento por una partida franquista.Max Aub., destacado dramaturgo con obras sobre el tema de la Segunda Guerra Mundial, escribe en el exilio una serie de seis novelas agrupadas bajo el título de El laberinto mágico. Francisco Ayala se inicia en la narrativa vanguardista en los años veinte ( Cazador en el alba, 1930). En el exilio escribe una narrativa realista de contenido político y social. Muertes de perro es una novela indigenista que muestra la corrupción y el envilecimiento del ser humano bajo el poder de una dictadura. La ambientación es americana, pero la crítica alcanza a la podredumbre del poder político en general. Rosa Chacel escribe en el exilio novelas introspectivas centradas en la psicología de los personajes femeninos. Destaca entre ellas, Memorias de Leticia Valle (1946). Tras la muerte de Franco, recibe en 1976 el Premio de la Crítica por Barrio de maravillas. Manuel Andújar comienza su actividad narrativa en el exilio. Su trilogía Vísperas se sitúa en la España anterior a la guerra a través de tres novelas ambientadas en el campo, las minas y el mar. |
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La década de los 40 La novela escrita en España en la década de los 40, tras la Guerra Civil, busca su referencia en el realismo tradicional de la novela burguesa del siglo XIX ( Galdós, Clarín, etc..) lo que supone un retroceso estético. Factores negativos para su desarrollo son: las prohibiciones de la censura, el aislamiento del país de las corrientes innovadoras de la novela extranjera y la ruptura con la novela española anterior a la guerra. Se reconocen varias tendencias, todas de estilo tradicional:
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Noto cierto descanso después de haber relatado todo lo que pasé, y hay momentos en que hasta la conciencia quiere remorderme menos.
Confío en que usted sabrá entender lo que mejor no le digo, porque mejor no sabría. Pesaroso estoy ahora de haber equivocado mi camino, pero ya ni pido perdón en esta vida. ¿Para qué? Tal vez sea mejor que hagan conmigo lo que está dispuesto, porque es más que probable que si no lo hicieran volviera a las andadas. No quiero pedir el indulto, porque es demasiado lo malo que la vida me enseñó y mucha mi flaqueza para resistir al instinto. Hágase lo que está escrito en libro de los Cielos.
Reciba, señor don Joaquín, con este paquete de papel escrito, mi disculpa por haberme dirigido a usted, y acoja este ruego de perdón que le envía, como si fuera el mismo don Jesús, su humilde servidor. |
La novela existencial. La narrativa existencial trata los conflictos propios de la condición humana en el mundo. Nada(1944) de Carmen Laforet es la primera novela de este tipo en década de los 40. La protagonista, narradora en primera persona autobiográfica, experimenta el choque de las ilusiones con la aspereza del mundo: la realidad sórdida de la posguerra en Barcelona. Una deprimente realidad, presentada a través de la sensibilidad de la protagonista, quedaba así al descubierto. La novela está escrita en un estilo sencillo y atravesada por una honda tristeza.Tanto la novela tremendista como la existencial rompen con el triunfalismo y el evasionismo de las novelas anteriores y ofrecen una visión radicalmente pesimista de la sociedad. |
¡Cuántos días sin importancia! Los días sin importancia que habían transcurrido desde mi llegada me pesaban encima, cuando arrastraba los pies al volver de la Universidad. Me pesaban como una cuadrada piedra gris en el cerebro.
El tiempo era húmedo y aquella mañana tenía olor a nubes y a neumáticos mojados... Las hojas lacias y amarillentas caían en una lenta lluvia desde los árboles. Una mañana de otoño en la ciudad, como yo había soñado durante años que sería en la ciudad el otoño: bello, con la naturaleza enredada en las azoteas de las casas y en los troles de los tranvías; y sin embargo me envolvía la tristeza. Tenía ganas de apoyarme contra una pared con la cabeza entre los brazos, volver la espalda a todo y cerrar los ojos.
¡Cuántos días inútiles! Días llenos de historias, demasiadas historias turbias. Historias completas, apenas iniciadas e hinchadas ya como una vieja madera a la intemperie. Historias demasiado oscuras para mí. Su olor, que era el podrido olor de mi casa, me causaba cierta náusea... |
Camilo José Cela. Camilo José Cela desempeña un papel clave en el resurgimiento de la narrativa española de la posguerra. Vimos antes como encabezaba la novela tremendista con La familia de Pascual Duarte. En los años 50, influirá en la novela realista de testimonio social con La colmena, su obra más lograda. La colmena constituye un reflejo pesimista y desencantado de la vida en el Madrid de la inmediata posguerra. Por la obra discurren cientos de personajes vulgares, sin esperanzas de futuro y moralmente destruidos; los únicos resortes de su vida parecen ser la supervivencia al hambre y la sexualidad degradada. Además anticipa algunas técnicas de la novela de social y experimental : el personaje colectivo, la narración objetiva, la ruptura del orden lógico de la acción y la reducción del tiempo ( refleja solo tres días) y del espacio, unos cuantos lugares en los que se cruzan las vidas de los personajes. En los años sesenta, Cela se adhiere al experimentalismo con San Camilo 36. Otra faceta importante de Cela son sus libros de viajes (Viaje a la Alcarria) en los que pone en práctica sus magníficas dotes para observar y describir tipos y paisajes. |
Martín Marco se para ante los escaparates de una tienda de lavabos que hay en la calle de Sagasta. La tienda luce como una joyería o como la peluquería de un gran hotel, y los lavabos parecen lavabos del otro mundo, lavabos del paraíso, con sus grifos relucientes, sus lozas tersas y sus nítidos, purísimos espejos. Hay lavabos blancos, lavabos verdes, rosa, amarillos, violeta, negros; lavabos de todos los colores. ¡También es ocurrencia! Hay baños que lucen hermosos como pulseras de brillantes, bidés con un cuadro de mandos como el de un automóvil, lujosos retretes de dos tapas y de ventrudas, elegantes cisternas bajas donde seguramente se puede apoyar el codo, se pueden incluso colocar algunos libros bien seleccionados, encuadernados con belleza[...]. ¡Qué porquería! Martín Marco sonríe, como perdonándose, y se aparta del escaparate.
La vida -piensa- es esto. Con lo que unos se gastan para hacer sus necesidades a gusto, otros tendríamos para comer un año. ¡Está bueno! Las guerras deberían hacerse para que haya menos gente que haga sus necesidades a gusto y pueda comer el resto un poco mejor. Lo malo es que, cualquiera sabe por qué, los intelectuales seguimos comiendo mal y haciendo nuestras cosas en los cafés. ¡Vaya por Dios!
A Martín Marco le preocupa el problema social. No tiene ideas muy claras sobre nada, pero le preocupa el problema social. |
Miguel Delibes Se inicia en la novela existencial con La sombra del ciprés es alargada (1947). El tema rural y las preocupaciones sociales aparecen con El camino y Las ratas. El camino es una conmovedora novela sobre la vida de la infancia en el campo cargada de simpatía por los más humildes. En décadas posteriores volverá a este tema con Los santos inocentes.La novela de Delibes se basa en la observación directa de los ambientes rurales y urbanos de Castilla. Su ideología humanista de raíz cristiana se apoya en el amor al campo y a sus gentes, la visión crítica del egoísmo y la hipocresía de las clases medias urbanas y la denuncia de todas las formas de degradación del hombre ( abuso de poder, injusticia social y destrucción del medio natural). El experimentalismo llega con Cinco horas con Mario(1966), su obra más lograda. La narración es un largo monólogo del personaje femenino, Carmen, durante el velatorio de Mario, su marido. La situación le sirve a Delibes para enfrentar dos actitudes morales: la conservadora de Carmen, hipócrita y aferrada a los convencionalismos sociales, y la solidaria y humanista de Mario. El monólogo va desvelando la profunda incomunicación de estos dos mundos y el fracaso del matrimonio. |
Bien mirado, la tonta fui yo, que de novios ya pude ver de qué pie cojeabas. "Un duro a la semana; mientras no lo gane no tendré más", ya ves, qué bonito, que tu padre, no es que yo lo diga, cariño, que toda la ciudad andaba en lenguas, tenía fama de roñoso, y Dios me libre de pensar que lo fueras tú, pero si tú por tu formación o por lo que sea, no sentías necesidades, eso no quiere decir que no las sintiésemos los demás, que yo, hablando en plata, estaba acostumbrada a otra cosa, que no es que yo lo diga, que cualquiera que me conozca un poco te lo puede decir. Créeme, Mario, todavía me duelen las plantas de los pies de patear calles, y si llovía, a los soportales, y si helaba, al calorcillo de los respiraderos de los cafés. Sinceramente, ¿tú crees que ése era plan para una chica de clase media más bien alta? No nos engañemos, Mario, las cosas salen de dentro y tú, desde que te conocí, tuviste gustos proletarios, porque no me digas que al demonio se le ocurre ir al Instituto en bicicleta. Dime la verdad, ¿te correspondía eso a ti? Desengáñate, Mario, cariño, la bici no es para los de tu clase, que cada vez que te veía se me abrían las carnes, créeme, y no te digo nada cuando pusiste la sillita en la barra para el niño, te hubiese matado, que me hiciste llorar y todo. ¡Qué sofocón, cielo santo! |
La década de los 50. En los años 50 surge una novela que pretende testimoniar la realidad de la sociedad española escamoteada por la literatura oficial. Temas de esta novela son: la vida precaria de la nueva clase obrera surgida de la industrialización (ver introducción), la miseria de los campesinos, la falta de oportunidades de una juventud desmoralizada y, en fin, la existencia abúlica de una burguesía amoral o anclada en los prejuicios más rancios. La forma presenta unos rasgos comunes influenciados por la novela extranjera que entra ahora en España al calor de una censura menos rígida: el conductismo de la novela norteamericana del periodo de entreguerras, el humanitarismo de la novela y el cine neorrealista italiano de la posguerra mundial, y la novela objetivista francesa. Características generales de esta novela son: |
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Tendencias dentro del realismo de los 50:
Figuran en esta tendencia: Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre), Jesús Fernández Santos (Los Bravos), Carmen Martín Gaite (Entre visillos) y Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, 1956).
Autores destacados del realismo social fueron Jesús López Pacheco (Central eléctrica, 1958), Armando López Salinas (La mina, 196O), Alfonso Grosso (La zanja, 1961) José Manuel Caballero Bonald (Dos días de septiembre, 1962), Juan Goytisolo (La resaca, Fin de fiesta) y Juan García Hortelano( Tormenta de verano). |
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Rafael Sánchez Ferlosio Su primer libro, Industrias y andanzas de Alfanhuí (1951), es una obra de fantasía, muy alejada de las tendencias realistas de esta década. En 1955 se inclina por la novela objetivista y recibe el premio Nadal por El Jarama. El argumento de El Jarama es muy elemental: unos jóvenes empleados de ambos sexos pasan su escaso tiempo libre a orillas del río Jarama entre conversaciones insustanciales que delatan la monotonía de sus vidas centradas en el trabajo. En sus diálogos no se atisba ningún síntoma de inconformismo con su destino que ven como algo normal. Este estado se rompe cuando una de las chicas, Lucita, muere ahogada en el río. El Jarama presenta varias técnicas narrativas que tendrán gran influencia en la novela de los 50: reducción del tiempo (las horas transcurridas en un día de ocio), reducción del espacio a las márgenes del río, protagonismo colectivo y punto de vista objetivo (narrador cámara ). La visión objetivista se vale fundamentalmente del diálogo y menos de la descripción. La narración es mínima y evita entrar en la interioridad de los personajes, de manera que solo aparece lo que se puede ver y oír. |
Tito encendió el cigarrillo de Sebas y después el suyo; miraba a Lucita un momento en la luz de la llama. Sopló la cerilla y volvía a sentarse junto a Lucí. Paulina dijo:
-¿Qué te pasa, Lucí?
-Nada, ¿por qué?
-No hablas.
-Tengo una pizca de mareo.
-Os ponéis a beber. ¿Por qué no te echas?, échate, anda.
-Deja a la chica -dijo Sebas.
Valles abajo del Jarama, se veían las tierras difusas, como nieblas yacentes, a la luz imprecisa de la luna; más lejos, los perfiles de lomas sucesivas, jorobas o espinazos nevados de blanco mortecino, contra el fondo de la noche, como un alejarse de grupas errabundas, gigantescos carneros de un rebaño fabuloso. Tito le puso a Luda una mano en la nuca.
-¿Vas mejor? -le preguntaba por lo bajo.
Ella sacó una voz cansada:
-Me defiendo.
Cambió de postura. Miraba allá abajo, por entre medias de los troncos, en el agua embalsada de la presa, el reflejo de la luz que venía de las bombillas de los merenderos, la sombra enorme de alguien que se había asomado al malecón. El mismo malecón no se veía, oculto a la derecha tras el morro del ribazo, ni las terrazas cuajadas cie gente, ni las bombillas bailando en los cables debajo del gran árbol; sólo las sombras y las luces que proyectaban hacia el agua. Llegaba el alboroto, las voces de juerga, la música incesante de las radios, el fragor de la esclusa, allá abajo, al final de los árboles, enfrente del puntal. |
La novela experimental de los 60. Surge a comienzos de los sesenta como reacción contra los defectos de la novela social: la pobreza del estilo, la excesiva sencillez de la estructura y la simplificación y falta de complejidad de los personajes. Muchos novelistas sociales perciben estas limitaciones e inician la renovación estimulados por las audacias narrativas de los años veinte ( el Ulisses del irlandés James Joyce, el norteamericano William Faulkner...) y de los nuevos novelistas hispanoamericanos dados a conocer en esta década en España. Este cambio de estética es semejante al que se da en la poesía y en el teatro: continúan la conciencia cívica y la crítica social, pero con tonos y formas renovados: Características de la novela experimental:
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Luis Martín Santos. Un novelista innovador. El punto de partida de la novela experimental se produce en 1962 con la publicación de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. El argumento es bastante simple: Pedro, médico investigador sobre el cáncer, se ve envuelto en el aborto ilegal de una joven chabolista, es detenido y luego exculpado, pero tras el asesinato de su novia en venganza por el aborto, es expulsado de su trabajo y se refugia en el campo como médico rural. El narrador omnisciente hace viajar al protagonista por todos los estratos sociales de Madrid (salones aristocráticos, pensiones, burdeles, chabolas, círculos intelectuales...) para darnos una visión crítica de todo lo español deleznable ( la historia, la incultura, las miserias sociales, las costumbres bárbaras, la impostura intelectual, etc...). La conclusión es el fracaso del individuo Pedro, pero también de toda una sociedad. El novelista dilata el tiempo (el tiempo real dura solo unos días), complica el argumento con todo tipo de discursos: narración omnisciente, monólogo interior, descripciones objetivas y subjetivas, reflexiones culturales y sociológicas, etc. El estilo supone un alarde de barroquismo dominio del lenguaje, puesto que aparecen parodiados con fluidez todos los registros idiomáticos: culto, científico, coloquial, jergal... |
Sonaba el teléfono y he oído el timbre. He cogido el aparato. No me he enterado bien. He dejado el teléfono. He dicho: "Amador". Ha venido con sus gruesos labios y ha cogido el teléfono. Yo miraba por el binocular y la preparación no parecía poder ser entendida. He mirado otra vez: "Claro, cancerosa". Pero, tras las mitosis, la mancha azul se iba extinguiendo. "También se funden estas bombillas, Amador". No; es que ha pisado el cable. " ¡Enchufa! ". Está hablando por teléfono. " ¡Amador! ". Tan gordo, tan sonriente. Habla despacio, mira, me ve. "No hay más". "Ya no hay más". ¡Se acabaron los ratones! El retrato del hombre de la barba, frente a mí, que lo vio todo y que libró al pueblo ibero de su inferioridad nativa ante la ciencia, escrutador e inmóvil, presidiendo la falta de cobayas. Su sonrisa comprensiva y liberadora de la inferioridad explica -comprende- la falta de créditos. Pueblo pobre, pueblo pobre. ¿Quién podrá nunca aspirar otra vez al galardón nórdico, a la sonrisa del rey alto, a la dignificación, al buen pasar del sabio que en la península seca, espera que fructifiquen los cerebros y los ríos? Las mitosis anormales, coaguladas en su cristalito, inmóviles -ellas que son el sumo movimiento- |
Los novelistas experimentales Después de Tiempo de silencio los mejores novelistas sociales del medio siglo se van pasando experimentalismo. Resultado de este cambio son varias novelas excepcionales: Señas de identidad, de Juan Goytisolo; Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, y Volverás a Región de Juan Benet). La novela experimental de Juan Goytisolo Juan Goytisolo, además de ser el creador de novelas de gran trascendencia dentro del campo de la narrativa social y, en los años 60, de la experimental, es un excelente ensayista preocupado por los aspectos formales de la novela y por la investigación en las raíces culturales de España, En 1966 abandona el realismo social y publica Señas de identidad. Es una novela experimental, pero no ajena a la realidad española. Esta es narrada a través de la visión subjetiva del protagonista, Álvaro Mendiola, que tras su regreso de París rememora su vida en un intento de reconstruir "su identidad española extraviada". El desenlace de esta indagación es el desencanto y la constatación de que se siente totalmente ajeno a la historia y a la cultura españolas. Esta desvinculación de lo "español castizo" se ahondará en sus novelas posteriores: Reivindicación del conde don Julián y Juan sin Tierra. Entre las innovaciones formales de Señas... destacan: el perspectivismo narrativo ( narración en primera, tercera persona objetiva y en segunda persona autorreflexiva) y la constante ruptura del orden cronológico mediante la elipsis y el contraste continuo entre los datos del presente y los evocados por la memoria. Al fragmentarismo de la novela contribuye también la introducción de diversos materiales lingüísticos de diversas procedencias: prensa, informes policiales, folletos turísticos, fragmentos en leguas diferentes, discursos líricos...etc. Los modos narrativos son igualmente diversos: narración, monólogo interior, diálogo, diálogos alternados... |
Habías amado aquella tierra con el espasmo lento, ardoroso del volcán -íncubo tú y sumisa ella, la rica ofrenda de su miseria como preciosa dote para ti, unidos, creías, en una misma lucha contra el destino amargo.
Varios años han transcurrido desde entonces y si, esperanzado y andrajoso Ayer se fue, Mañana no ha llegado. La tierra sigue allí, sometida a la ley idéntica, inexorable; lejos tú de ella, distraído ya, sin dolor ni reparo, de tu absorbente amor de antes. La suerte os burló a los dos. El Norte obeso puso los ojos en ella y una infame turba de especuladores en sol (agotados sucesivamente el oro, la plata y los ricos filones de sus entrañas; los bosques, los regadíos, las dehesas; la rebeldía, el orgullo, el amor a la libertad de los hombres por la usura avariciosa de los siglos) ha caído sobre ti (oh nueva, abrasada Alaska) para acumular y enriquecerse a costa de tu último don gratuito (el celeste chivo enardecedor y violento), fundar colonias, chalés, snacks, paradores de turismo, tabernas andaluzas, hoteles, afeando el país sin mejorar al habitante: expertos alemanes, peritos en playas solitarias, cazadores de fortuna, laureados y canosos combatientes de la Cruzada y hasta una dama gárrula tocada con un turbante hindú que lee gravemente Mío Cid sobre la inhóspita giba de un camello (una doncella, en la otra, la sustrae del flujo solar con una descolorida sombrilla).
Tierra pobre aún, y profanada; exhausta y compartida; vieja de siglos, y todavía huérfana. Mírala, contémplala. Graba su imagen en tu retina. El amor que os unió sencillamente ha sido. ¿Culpa de ella o de ti? Las fotografías te bastan, y el recuerdo. Sol, montañas, mar, lagartos, piedra. ¿Nada más? Nada. Corrosivo dolor. Adiós para siempre, adiós. Tu desvío te lleva por nuevos caminos. Lo sabes ya. Jamás hollarás su suelo. |
La novela experimental en los años 70 La novela experimental se adentra todavía en la década de los 70 con obras de los novelistas de la generación de los 60: Juan Marsé que alcanza su madurez con su mejor novela Si te dicen que caí ( 1973 ) y Juan Benet que continúa sus novelas míticas de personajes enigmáticos en Una meditación (1970) y Un viaje de invierno (1972) y se consolida como maestro de las nuevas generaciones de narradores. José María Guelbenzu es uno de los narradores vanguardistas más notables de esta década con su novela experimental El Mercurio(1968 ), seguida por otras como La noche en casa (1977), cuyos personajes encarnan el desencanto de una generación universitaria que luchaba contra la dictadura y ahora se recluye en lo personal. | |
La novela en el posfranquismo En los años siguientes a la muerte de Franco, se produce un cierto cansancio del experimentalismo y los novelistas empiezan a interesarse otra vez por contar historias, es decir, por el argumento. Se produce así una síntesis entre las técnicas experimentales, incorporadas ahora con más moderación, y un cierto realismo. El giro se produce ya en 1975 con la publicación de La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza. Esta novela es un claro ejemplo de mezcla entre experimentalismo y retorno a formas narrativas tradicionales. Así, las yuxtaposiciones de episodios y el desorden cronológico de los primeros capítulos da paso a una narración ordenada y lineal. Se trata de una novela de gran complejidad, narrada en primera persona, sobre el fondo histórico de los conflictos de la Barcelona industrial de los años 1917-1920. Mendoza hilvana con gran maestría una trama compuesta por una gran diversidad de elementos: pesquisas policiales, registros taquigráficos de juicios, cartas, relaciones pasionales, enfrentamientos del sindicalismo anarquista con la patronal, tráfico de armas, espionaje, pistolerismo a sueldo de la alta burguesía, etc. |
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Tendencias más destacadas en los años 80 y 90
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En Oxford nadie dice nunca nada a las claras (la franqueza sería la más imperdonable falta, y también la más desconcertante), pero así lo comprendí cuando al despedirme de Dewar el Inquisidor tras mis dos años de estancia allí, me dijo entre otras pomposidades:
-Echaré de menos tus fantásticos conocimientos etimológicos. Siempre me sorprendían extraordinariamente. Aún recuerdo mi asombro cuando explicaste que la palabra papirotazo venía de papo, por designar un golpe que se daba en la papada del contrario: me quedé boquiabierto. - Se detuvo un instante para observar complacido mi confusión. Chasqueó la lengua contra el paladar y añadió-: La etimología es una ciencia apasionante, lástima que a los estudiantes, pobres muchachos sin discernimiento, se les olvide el noventa y cinco por ciento de las maravillas que nos escuchan, y que nuestros brillantes hallazgos sólo los deslumbren durante unos minutos, más o menos hasta el final de la clase. Pero yo lo recordaré: pa-pa-da, pa-pi-ro-tazo -y flexionó un poco una pierna-. Quién lo hubiera dicho. Fantástico.
Creo que me sonrojé considerablemente, y, en cuanto pude, corrí a la biblioteca para consultar el diccionario y descubrir que, en efecto, la famosa palabra papirotazo procedía del papo en que antaño se recibía el ignominioso golpe. Me sentí más impostor que nunca, pero también vi mi conciencia tranquilizada en parte, pues juzgué que mis etimologías dementes no eran mucho más disparatadas ni menos verosímiles que las verdaderas. Al menos ésta me parecía casi tan estrafalaria. |
Comentario 1. Fragmento de La colmena (pág. 4)
¿Cuál es la actitud del narrador hacia el personaje de Martín Marco? ¿De empatía? ¿De distancia irónica? Otras...
Comentario 2. Cinco horas con Mario (pág. 5)
¿Qué voz aparece en el texto? ¿En qué persona narrativa?
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Comentario 3. El Jarama (pág. 7)
¿Presenta el narrador los rasgos psicológicos de los personajes? Justifica tu respuesta con las características estudiadas de la novela de los años 50.
El Jarama es un modelo de narración objetivista. Sin embargo, en el estilo de las descripciones puede asomar la subjetividad del narrador. Selecciona algunas figuras retóricas que delatan esa subjetividad.
Comentario 4. Señas de identidad (página 11)
¿En qué persona aparece el segundo componente de la relación amorosa? ¿Tendrá que ver con el estado anímico del narrador-personaje? ¿Cuál es este?
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Comentario 5. Tiempo de silencio (Texto de la pág. 9).
¿En qué espacio se encuentra el personaje?
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El humor dislocado de la revista La Codorniz. Revista fundada por comediógrafo Miguel Mihura en 1941, fue una de las publicaciones de más larga vida en la prensa de humor. Con su humor dislocado y absurdo, La Codorniz supuso una bocanada de aire fresco en el asfixiante clima de la posguerra plagado de héroes falangistas y moralina sexual de Sección Femenina. Frente a este mundo convencional, el humor fue la única forma de disidencia capaz de sortear, no siempre con éxito, las trampas de la censura. La novelista Carmen Martín Gaite enjuicia en su estudio Usos y costumbres amorosos de la posguerra española el papel que jugó La Codorniz en el cambio de mentalidad los jóvenes más inquietos de su generación:"Por la ventana de La Codorniz entró el aire saludable y desmitificador que poco a poco fue limpiando de telarañas trascendentales la mente de los jóvenes de postguerra. Aparentemente inocua e intranscendente, atacaba el engolamiento y la cursilería desde el único terreno que la censura podía considerar menos peligroso: el del humor ligero y un poco absurdo". [...] "Lograr hacer comprender que todo tiene un revés, en una época como la del primer franquismo donde sólo se nos enseñaba la cara de la moneda a la que se había sacado brillo, no podía motejarse precisamente de juego inofensivo, sino más bien audaz, como rezaba su subtítulo. Y aquella audacia fue la clave de su popularidad. A los pocos meses de su aparición, La Codorniz había cosechado tantos adictos en un amplio sector de la juventud ansiosa de estímulos contra la modorra como detractores entre la gente que tenía a gala tomarse la vida en serio y hacerse respetar con un simple carraspeo. Era como un globito rojo que se le hubiera escapado de las manos a un niño en pleno desfile de la Victoria, y algunos lo miraban subir con recelo pensando que podría contener dinamita. A la generación de nuestros padres aquel humor disparatado de La Codorniz, que paulatinamente iba dejando su huella en el lenguaje y el criterio de los jóvenes, no solamente no le hacía gracia sino que le inquietaba. A veces incluso los sacaba de quicio, aunque no se rebajaran a confesarlo y se limitaran, en general, a un menosprecio de dientes para afuera. "Yo no entiendo cómo os podéis reír con esa paparrucha" Y sin embargo, muchas cosas y muchas ideas tenidas por intocables estaba sometiendo a revisión aquella "paparrucha". |
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La honda conciencia ecológica de Miguel Delibes. "La deshumanización progresiva de la Sociedad y la agresión a la Naturaleza" han sido temas constantes en la obra de Miguel Delibes. Su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua (1973), dio lugar más tarde al libro de inquietudes ecologistas Un mundo que agoniza y en años recientes (2005), a otro hermoso libro (La tierra herida) sobre el mismo tema en colaboración con su hijo, Miguel Delibes de Castro, director entre 1988 y 1996 de la Estación Biológica del Coto de Doñana. Reproducimos sólo un pequeñísimo fragmento de su emotivo discurso de ingreso en la Real Academia; en él nos alerta sobre el empobrecimiento de nuestra lengua como consecuencia del despoblamiento del mundo rural:"En el primero de estos aspectos, ¿cuántos son los vocablos relacionados con la Naturaleza, que, ahora mismo, ya han caído en desuso y que, dentro de muy pocos años, no significarán nada para nadie y se transformarán en puras palabras enterradas en los diccionarios e ininteligibles para el "homo tecnologicus".? Me temo que muchas de mis propias palabras, de las palabras que yo utilizo en mis novelas de ambiente rural, como por ejemplo aricar, agostero, escardar, celemín, soldada, helada negra, alcor, por no citar más que unas cuantas, van a necesitar muy pronto de notas aclaratorias como si estuviesen escritas en un idioma arcaico o esotérico, cuando simplemente han tratado de traslucir la vida de la Naturaleza y de los hombres que en ella viven y designar al paisaje, a los animales y a las plantas por sus nombres auténticos. Creo que el mero hecho de que nuestro diccionario omita muchos nombres de pájaros y plantas de uso común entre el pueblo es suficientemente expresivo en este aspecto". |
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