En la industria encontramos ejemplos de reacciones útiles: utilizamos combustiones para generar energía eléctrica (centrales
térmicas), preparamos reacciones para aprovecharlas cuando nos interese
(pilas o bebidas autocalentables), fabricamos medicamentos,
creamos nuevos materiales...
En lo que conocemos como industria básica se fabrican compuestos que
luego serán utilizados para dar otros. Veamos dos ejemplos de los más conocidos como son
el ácido sulfúrico y el amoniaco.
Ácido
sulfúrico
Se parte de azufre o sulfuro de hierro (pirita) que se oxida para dar SO
2.
En una segunda fase este SO
2 se vuelve a oxidar
para dar SO
3.
Este segundo proceso es el más interesante para nosotros. Se
realiza a una temperatura de entre 500 y 600ºC (recuerda el efecto de
la temperatura en la velocidad) y en presencia de un catalizador de V
2O
5, consiguiéndose un rendimiento de hasta el 98%. Finalmente el SO
3
se mezcla con
agua para dar el
ácido sulfúrico.
1) 2 SO2
+ O2
=> 2 SO3 |
2) SO3+ H2O
=> H2SO4 |
Se utiliza para hacer fertilizantes, fabricar ácido fosfórico,
pigmentos, en reacciones electrolíticas...
Amoniaco
Se produce por la reacción entre nitrógeno e
hidrógeno: 2 N
2
+ 3 H
2 ↔ 2 NH
3
Esta reacción es exotérmica y, aunque ese desprendimiento de
energía podría aumentar la velocidad, en este caso concreto
perjudica al rendimiento. Se
encuentra que la temperatura ideal para el proceso es de solo
400ºC (baja para la industria). Se aprovecha ese calor cedido
por
la reacción para
calentar los gases N
2 y H
2
que van a reaccionar
de forma que la temperatura no siga aumentando.
Interesa una presión alta (para que haya más moléculas y se produzcan
más cho

ques)
y se
utiliza un
catalizador de hierro.
El uso más común es en fertilizantes y productos de limpieza.
Ten cuidado, es peligroso mezclarlo con lejía ya que forma gases
tóxicos.