|
Un calorímetro es un recipiente bien aislado del exterior, de forma que nos puede recordar un termo. Pasando el ratón por la imagen podemos comprender su estructura. El termómetro nos permite leer la temperatura del interior en cualquier momento. El agitador nos permite mezclar bien los líquidos que pueda haber en su interior, para que la temperatura sea homogénea. El calentador se emplea para aumentar la temperatura de la sustancia contenida. También es posible calentarla en el exterior, antes de introducirla en el aparato.
Es habitual que, dentro del calorímetro, se introduzca agua destilada como sustancia de referencia, ya que su calor específico, 1 cal/g·ºC, es bien conocido. La idea básica es mezclar con el agua la sustancia de la que queremos medir el calor específico. Tanto la sustancia problema como el agua del interior estarán a diferentes temperaturas. De la temperatura de equilibrio que se alcance podremos deducir el calor específico buscado. |
En nuestros cálculos deberemos tener en cuenta que el calorímetro no puede ser perfecto: el propio calorímetro absorberá o desprenderá algo de calor. Para minimizar este problema deberemos calcular el equivalente en agua del calorímetro, es decir la cantidad de agua que tendría la misma absorción o emisión calorífica del aparato.
En concreto nos propondremos calcular, usando las características incluidas en el apartado datos:
- ¿Cuánto vale el equivalente en agua del calorímetro?
- ¿Cuánto vale el calor específico del aluminio?
|