Siento
Como ya sabes, los hombres conocemos (sensible e intelectualmente)
y tenemos tendencias de atracción o rechazo (que pueden ser sensibles
y volitivas).
Así, por ejemplo, podemos conocer, a través de
nuestros sentidos, que el agua es una sustancia incolora, inodora e insípida.
Nuestra inteligencia nos permite conocer que el agua es H2O. En un día
caluroso, después de una larga caminata, muy probablemente tendremos
sed (eso es una tendencia sensible). Cuando decidimos beber el vaso de agua
que nos ofrecen, o incluso sacrificarnos y cederlo a otro más sediento,
eso es un acto de nuestra voluntad.
Ahora bien, el placer que experimentamos al beber el agua y satisfacer
nuestra sed, eso ya no es conocimiento, ni tampoco tendencia, sino un "sentimiento"
y pertenece a la vertiente o dimensión afectiva del ser humano. Nuestra
afectividad incluye los sentimientos y las emociones.
Evidentemente, por carácter o temperamento, algunas personas
tienden a ser más racionalistas y priorizan el elemento cognoscitivo;
otras se caracterizan por una gran fuerza de voluntad; y otras son más
pasionales o afectivas y se dejan llevar más por sus sentimientos o emociones.
Lo ideal es encontrar un adecuado y justo equilibrio entre
ambos aspectos: ni racionalismo frío y calculador, ni afectividad ciega
o pasión arrolladora.
Lo cierto es que cuando conseguimos conciliar nuestra razón
y nuestros sentimientos, nuestra voluntad lo tiene mucho más fácil
a la hora de tomar sus decisiones.
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