En
una ocasión un científico pretendió averiguar si las abejas
construían sus panales de la mejor manera posible. Con la tabla de logaritmos
en la mano llegó a la conclusión de que no era así. Algún
tiempo después, una noticia de un periódico llamó su atención:
un capitán de barco al que se le pedían responsabilidades por
un naufragio alegaba como excusa un error en la tabla de logaritmos que había
utilizado. El científico se percató de que había utilizado
la misma tabla por lo que corrigió el error y realizó nuevamente
los cálculos. El resultado fue que las abejas tenían "razón":
construían los perfiles de las tapaderas de sus celdillas de la mejor
manera posible, ya que con la mínima cantidad de cera conseguían
la mayor resistencia. Las abejas nunca han realizado cálculos matemáticos,
pero lo cierto es que siempre, desde su aparición como especie, han construido
sus panales de la misma manera y así lo podemos constatar gracias a los
restos fósiles hallados.
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