"...
La civilización mecánica (...) produce mercancías y devora
hombres. No se le pueden poner límites a la producción de mercancías.
La civilización mecánica no parará de producir mercancías
más que cuando haya devorado a los hombres. Los habrá devorado
en las guerras, en masas enormes y a trozos, pero los habrá devorado
uno a uno, les habrá vaciado uno a uno de su médula, de su alma,
de la sustancia espiritual que les hacía hombres. Y sería también
una locura, ahora lo veo, el creerla capaz de hacer felices en un día,
en un mundo hecho para ellos, a estos hombres deshumanizados. Los destruirá
desapareciendo ella misma, desaparecerán con ella, si es que tales hombres
pueden pretender todavía el derecho y el honor de morir".
BERNANOS, G. "El espíritu europeo y el mundo
de las máquinas" en La libertad, ¿para qué?
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