• La eficiencia energética, es decir, el ahorro de energía, que impida el despilfarro de los recursos naturales.
• El reciclaje de los residuos.
• Investigar y potenciar las energías renovables.
• La concienciación de la población.
• La adopción de medidas por parte de la Administración y los poderes públicos.

Estas medidas pueden ser de premio a las conductas y actitudes que favorezcan el medio ambiente, de sanción a las empresas o particulares que provoquen un daño medioambiental, o se pueden compaginar ambos tipos.

En una economía globalizada, el desarrollo sostenible debe ser también un objetivo global. Los esfuerzos de un solo estado o grupo de estados conseguirán unos resultados limitados si en otros lugares se sigue haciendo caso omiso de la cuestión medioambiental.