"Que el orbe habitado es una isla es cosa que hay que aceptar, ante todo a juzgar
por la percepción sensorial y por el conocimiento empírico. En efecto, en cualquier lugar, en cualquier dirección en la que ha sido posible a los seres humanos el avanzar hasta los últimos confines de la tierra, se encuentra el mar, al cual llamamos Océano; y allí donde no es posible aceptarlo con la ayuda de la percepción sensorial, lo indica claramente la razón. En efecto, el lado oriental, próximo a los indios, y el occidental, próximo a los iberos y los maurusios pueden ser recorridos en barco en su totalidad hasta una gran distancia por la parte sur y por la parte norte; y lo que hasta el presente nos queda sin navegar, por el hecho de que nadie de los que circunnavegaban en sentido inverso se han llegado a encontrar, no es mucho en extensión, si se conjetura a partir de las distancias paralelas que nos son asequibles. No es probable que el piélago Atlántico esté dividido en dos mares distintos y separados por istmos tan estrechos que obstaculizan la vuelta completa, sino más bien que sea confluyente y continuo. En efecto, aquellos que intentaron dar la vuelta completa, y luego dieron marcha atrás, no dicen que retrocedieron porque se les hubiera presentado el obstáculo de un continente que les impidiera seguir adelante en su navegación, sino por falta de recursos y por la total soledad, pese a que el mar seguía ofreciendo no menor facilidad para pasar."
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Representación de Estrabón en un libro alemán. Nuremberg, 1493.
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