El sincretismo pacifista de Mahatma Gandhi
Todas las corrientes del pacifismo confluyen en la figura de Mohandas Karmchand
Gandhi
(1869-1948) máximo exponente del pacifismo contemporáneo. Conocedor de todas las variantes
que hemos expuesto con anterioridad, Gandhi, revitalizó el pacifismo a través de la
filosofía y de la práctica de la no-violencia, concepto considerado como piedra angular o
base fundamental de su sistema espiritual, filosófico y ético, de una cultura para la paz.
El concepto de no-violencia de Gandhi se remonta al antiguo concepto sánscrito de Ahimsa,
pero vinculándolo, en su caso, a la desobediencia civil de Thoreau (que primero llevó el
nombre de resistencia pasiva), a la transformación interior del cristianismo agustinista
y franciscano, así como a las propuestas que hemos visto de Tolstoi, con quien mantuvo
correspondencia.
En una carta fechada el mismo año de su muerte el gran escritor ruso preveía la dimensión
que iba a alcanzar, tanto en la teoría como en la práctica, el movimiento pacifista liderado
por Gandhi, que había comenzado en Sudáfrica, enfrentando a la comunidad india de manera
pacífica contra las leyes segregacionistas del gobierno de esa región:
"Acabo de recibir su carta y su libro Indian Home Rule. He leído el libro con enorme
interés porque creo que el tema que trata usted en él -la resistencia pasiva- es una
cuestión de gran importancia, no sólo para la India sino para toda la humanidad" (Carta
de Tolstoi a Gandhi del 8 de mayo de 1910).
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Entre sus múltiples escritos es importante para adentrarnos en el pensamiento de Gandhi
su propia autobiografía, titulada: La historia de mis experiencias con la verdad. Una obra
en la que narra todo su itinerario vital, humano y espiritual. La lucha no-violenta o
resistencia pasiva de Gandhi tuvo su mayor éxito al ser el medio y el método a través
del cual la India consiguió su independencia y dejó de ser dominada por el Imperio Británico.
No todos los objetivos de Gandhi se cumplieron ya que cosechó algunos fracasos:
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Uno de ellos fue el de la eliminación del sistema de castas hinduista, que generaba
la segregación de los parias o intocables, aún hoy vigente.
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Otro de ellos fue el intento ecuménico de unión de todas las religiones bajo el
concepto de la paz y la no-violencia como principio ético universal (donde Dios,
Buda, Jesús y Mahoma son considerados como mensajeros de la paz).
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El tercero de sus grandes fracasos fue su intento de mantener la unidad de lo que hoy
son la India (hinduismo) y Pakistán (islamismo), escindidos por motivos religiosos.
Consiguió, eso sí, sin violencia alguna por su parte ni por la de sus millones de seguidores,
la expulsión de los británicos y la independencia de la India, pero para ver con tristeza
como se dividía su patria en dos países.
El joven Gandhi había quedado fuertemente impresionado, tras educarse en Londres como
abogado y viajar a ejercer en Sudáfrica, por la noción jainista de "devolver bien por mal",
germen de su concepto primordial de no-violencia. Al unir la idea de no provocar el mal con
la idea de la firmeza en la Verdad interior, Gandhi, forjaba un potente pero pacífico
revulsivo social, tanto más efectivo cuanto más numerosos eran sus seguidores.
En un artículo publicado en el periódico Young India del 9 de marzo de 1920 ya se
explicaba Gandhi con completa seguridad en sus ideas y lo hacía de la siguiente forma:
"La no-violencia completa es ausencia completa de mala voluntad hacia todo lo que vive.
La no-violencia es su forma activa, es buena voluntad hacia todo lo que vive. Amor perfecto".
Y en otro artículo de madurez ya fechado el 4 de noviembre de 1926 y publicado en el
mismo medio, precisaba:
"Ahimsa no es únicamente no matar. Himsa es causar sufrimiento o destruir una vida,
sea por ira, bajo el dominio del egoísmo o con el deseo de realizar el mal. Abstenerse de obrar
así es ahimsa. Tal actitud es la que se propone que la humanidad alcance tanto en la mente, como
en la palabra y en la acción".
Gandhi, no distinguiendo entre fines y medios, fue quien con más insistencia propuso la
utilización como método de la no-violencia, como medio para la consecución de unos objetivos
sociales y políticos, la misma noción, pues la paz era el medio y la paz era la finalidad.
Los procedimientos de la no-violencia empleados por Gandhi y sus seguidores fueron muy numerosos.
Entre ellos podríamos destacar los siguientes, que se encuentran todos ellos entrelazados entre sí:
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El testimonio no violento y pacificador, bien por medios orales bien por medios escritos.
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Las manifestaciones públicas pacíficas, los ayunos, las huelgas de hambre o de brazos caídos.
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La no-cooperación o boicot como negativa a servir a una causa injusta o a un régimen opresor.
Aunque eso conllevase la cárcel o la muerte.
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La desobediencia civil de las leyes injustas y el no acatamiento de las órdenes de un sistema
tiránico o despótico.
Además, por tanto, de constituir la no-violencia una fuerza pacífica de presión social,
podemos observar como, al mismo tiempo, se la presenta como una firme actitud ética en
la vida. Una actitud que se presentaba como amor, inocencia y buena voluntad hacia todo
lo existente. De ahí que Gandhi profesara y promoviera el vegetarianismo como la forma
de alimentación menos dañina e investigara en lo que denominaba, "experimentos con la Verdad",
sobre la manera de elevarse a un nivel de conciencia superior.
Otro de los elementos fundamentales del pensamiento activo de Gandhi fue su interés por cualquier
proceso de desarme, ya que a su juicio, uno de los problemas fundamentales de nuestro
mundo era y es el de que los Estados inviertan en armamentos presupuestos que podrían erradicar
el hambre del planeta.
Su actividad de promoción de la paz mundial no cesó hasta que fue asesinado en su India
natal el 30 de enero de 1948. Otros grandes activistas de la cultura para la paz seguirán
sus enseñanzas y algunos otros de gran talla moral y personal, paradójicamente, morirán también
a manos de la violencia asesina que con tanto fervor combatieron. Entre los no-violentos que
acabaron siendo víctimas de la violencia se encuentran personalidades como la del baptista
Martin Luther King
o el cantante John Lenon. Sus injustos asesinatos reforzarían su memoria y sus ideas,
quedando como testimonios de la divisa socrática que declaraba como mejor el padecer la
injusticia a cometerla. Todos ellos han inspirado a
Premios Nobel de la paz
como Nelson Mandela,
Rigoberta Menchú o
Teresa de Calcuta.
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