Una reacción química consiste en la formación de nuevas sustancias (productos) a partir de otras (reactivos). En este proceso se rompen enlaces de los reactivos y se forman otros nuevos en los productos. Por ejemplo, si pensamos en la reacción de formación del agua:
2 H2(g) + O2(g) → 2 H2O(g)
Vemos que, a nivel molecular, se debieron romper los enlaces de las moléculas de hidrógeno y de oxígeno para formar nuevos enlaces entre el oxígeno y el hidrógeno.
La energía (o entalpía) de enlace es la energía necesaria para romper un mol de enlaces de una sustancia en estado gaseoso. En el caso de moléculas diatómicas con un solo enlace, se corresponde con la energía necesaria para disociar 1 mol de dicha sustancia en los átomos que la forman. Para moléculas poliatómicas, la energía de enlace se toma como el valor medio necesario para romper cada uno de los enlaces iguales; por ejemplo, se sabe que para romper el primer enlace H–O del H2O se precisan 495 kJ/mol mientras que sólo se necesitan 425 kJ/mol para romper el segundo, por lo que se suele tomar el valor medio (460 kJ/mol) como energía del enlace H–O.
Si sabemos cuál es el valor de las energías de los enlaces formados y destruidos, podemos calcular la entalpía de la reacción:
ΔHrº = ∑(Energía de los enlaces rotos) - ∑(Energía de los enlaces formados)
Por tanto, si disponemos de una tabla de energías de enlace, podremos calcular las entalpías de reacción para los diferentes procesos químicos.