La cantidad de soluto que se
puede disolver en una cantidad determinada de un disolvente es limitada. El
azúcar, por ejemplo, es soluble en agua, pero si en un vaso de agua añadimos
cada vez más y más azúcar, llegará un momento en el que ésta ya no se
disolverá más y se depositará en el fondo. Además, se disuelve más cantidad
de azúcar en agua caliente que en agua fría.
La cantidad máxima (en gramos) de cualquier soluto que se puede disolver en
100 g de un disolvente a una temperatura dada se denomina solubilidad de ese
soluto a esa temperatura. Así, la solubilidad se expresa en gramos de soluto
por 100 g de disolvente.
La solubilidad de una sustancia pura en un determinado disolvente y a una
temperatura dada es otra de sus propiedades características.
Cuando una disolución contiene la máxima cantidad posible de soluto disuelto
a una temperatura dada, decimos que está saturada a esa temperatura. En este
caso, si añadimos más soluto, éste se quedará sin disolver. |