En el siglo 1777, el físico francés
Charles Agustin Coulomb inventó la balanza de torsión para medir la fuerza de atracción o repulsión que ejercen entre si dos cargas eléctricas.
Con este invento, Coulomb pudo establecer el principio que rige la
interacción entre las cargas eléctricas, actualmente conocido como ley de Coulomb:
"La fuerza con que interacciona (se atraen o se repelen) dos cuerpos cargados es
directamente proporcional al producto de sus cargas e inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia que la separa".
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