Imaginemos dos cargas iguales y del mismo signo que viajan paralelas en el mismo sentido y a la velocidad de la luz.
Para un observador externo, continuarían paralelas mientras viajaran a esta velocidad.
Para un observador que se moviera con ellas, las cargas se separarían indefinidamente.
Esta célebre paradoja, llamada por los físicos del siglo XIX "problema magnético", junto con los resultados del experimento de Michelson-Morley fueron las bases sobre las que se asentó el Principio de la Relatividad de Einstein.
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