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HISTORIA INTELECTUAL DEL OCCIDENTE MEDIEVAL

Jacques Paul
Madrid. Cátedra. 2003. 622 págs. (1ª ed. París, 1998)

Poner de manifiesto la riqueza de la imaginación medieval es tarea poco fácil. Sin embargo, este libro consigue exponer una amplia gama de los matices de la historia intelectual durante la Edad Media. A pesar de que el autor se manifiesta poco pretencioso, y dice limitarse a los saberes literario y teológico, a través de esta obra se puede seguir el amplio panorama de la evolución de la cultura y el mundo intelectual durante más de mil años.

Jacques Paul comienza esta historia intelectual a partir del año 380, una vez que el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio Romano. Desde entonces, y hasta la caída de Constantinopla, fue el cristianismo el motor de la cultura europea, y de ahí que el autor coloque en primer lugar su interés por el aspecto teológico de la cultura. Tras una larga introducción en la que reflexiona sobre las ideas de cultura erudita y cultura popular, difusión oral o escrita de la cultura, papel de la religión en la creación cultural de la Edad Media, e l autor comienza un estudio minucioso de las distintas etapas que configuran la Edad Media, y se detiene en aquellos momentos en los que la cultura ha tenido un mayor esplendor.

En la Alta Edad Media, entre los siglos V y X, dedica especial atención a los Padres de la Iglesia, como conservadores y transmisores de la cultura clásica, para luego dejar paso al renacimiento carolingio, etapa de nuevo esplendor de la cultura europea occidental. Al examinar los siglos centrales de la Edad Media, y tras exponer el camino abierto por intelectuales de la talla de Pedro Abelardo o Hugo de San Víctor, J. Paul dedica un capítulo al nacimiento de la Universidad, y a sus características en los primeros tiempos. Finalmente, en los siglos finales de la Edad Media, en los siglos XIV y XV, el autor se detiene a examinar los grandes debates intelectuales con la entrada en escena del espíritu laico, con la crítica a algunos de los puntos inamovibles del cristianismo, y con el nacimiento de una nueva teología. Interés especial le merece Dante, al que dedica un capítulo entero, así como otros poetas y escritores entre los que habría que destacar Chaucer, Bocaccio o el cronista Froissart.

El libro es en su conjunto una obra de gran interés, muy denso, muy lleno de información y de reflexiones. Necesita de gran atención a la hora de leerlo, pues cada frase es una sentencia inteligente. El propio autor lo califica de ensayo, pues tiene poco aparato erudito, al menos patente en notas al pie de página, pero sin duda, J. Paul está excelentemente documentado, de lo contrario no hubiera podido escribir una obra de tal magnitud y categoría intelectual.