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                LA
                  ALTA EDAD MEDIA. SIGLOS VIII-XI
  Amancio Isla Frez Madrid. Editorial Síntesis. 2002. 316 págs.  |   
            
              
                  Este libro, uno de los volúmenes de la Historia de España
            Tercer Milenio de la editorial Síntesis, se ocupa del estudio
            del espacio peninsular a partir de la invasión de los árabes.
            Se ajusta a las organizaciones surgidas en el Norte de la Península
            y su evolución, y no se incluyen, por tanto, ni el reino visigodo
            ni Al-Andalus.
  
			No es, sin embargo, pequeña la tarea que le queda a este
              autor, pues tiene que explicar el surgimiento de los núcleos
              de resistencia del Norte. Así comienza por el reino astur,
              la Marca Hispánica y el reino de Pamplona, para seguir con
              los poderes organizados posteriormente, como evolución de
              los anteriores: el reino de león y los condados catalanes.
  
			  Tras estudiar los aspectos fundamentales de esos núcleos
              primitivos, el autor hace un análisis de la política,
              la sociedad, la economía, la Iglesia y la cultura de los
              territorios cristianos durante estos tres siglos. En las estructuras
              de poder se refleja el papel del rey y del palatium, así
              como el de la nobleza en los distintos territorios. Las estructuras
              sociales se para en los dos grupos sociales más significativos
              de aquellos siglos: la aristocracia y el campesinado, contemplando
              los rasgos básicos de ambos grupos.
  
			  Los grupos intermedios, no reflejados en esos capítulos,
              aparecen al estudiar los aspectos de la economía altomedieval,
              pues ahí se detiene en exponer el mundo del mercado y del
              mercader, así como las rutas comerciales y las ciudades.
              El clero, que también parecía dejado de lado al estudiar
              los grupos sociales aparece en el capítulo dedicado a la
              Iglesia, en las que contempla especialmente las sedes episcopales
              de los distintos espacios políticos, y el papel del monacato
              en especial la benedictinización y la influencia de Cluny.
  
			  El libro termina con un capítulo sobre las grandes controversias
              historiográficas sobre este tiempo y espacio que estudia,
              y con un buen conocimiento de esos temas, el autor explica tres
              temas polémicos: el debate sobre la existencia o no de feudalismo
              en la Península Ibérica, la cuestión en torno
              a la revolución del año 1000, y la polémica
              sobre la despoblación o no de la zona del Duero tras la conquista
              peninsular de los musulmanes. En estos temas demuestra el autor
              su buen conocimiento de esta etapa, y confirman la calidad de este
              libro, que es una excelente actualización al haber incluido
              las investigaciones que sobre esta etapa se han venido realizando
              en los últimos tiempos.
 
 
  
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