Van Gogh pintó los girasoles, serie de bodegones con girasoles provenzales pintados al óleo, para decorar las paredes de la conocida como Casa Amarilla en Arlés. En 1888 Gauguin se trasladó hasta aquí, lugar en el que convivieron ambos pintores durante tres meses. Tonos azules, amarillos, ocres y verdes predominan en estas serie de paneles conocida como Los girasoles. Uno de estos decoró la habitación de Paul Gauguin. La creación de una comunidad de pintores del sur era una de las pretensiones del pintor holandés.