San José adquiere en este lienzo una mayor importancia dentro del uso representativo simbólico. Ello es debido al aumento de la devoción a San José durante el período contrarreformista. Describe esta obra el ambiente familiar de gran afectividad en una escena en la que la Virgen hila mientras el Niño Jesús juega con el pajarito y el perro en un taller de carpintería de Nazaret, símil de la vida doméstica y popular y del ambiente familiar en la Sevilla de la época.
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