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Este retrato del duque de Lerma, valido de Felipe III, fue pintado por Rubens en el año 1603 durante su primera visita a España dentro de la expedición organizada por el duque de Mantua. Un conjunto de pinturas fueron enviadas como regalo a Felipe III y su valido Lerma. Cabe destacar en él el estudio psicológico del personaje representado y la utilización del escorzo que dispone la figura en perpendicular al plano del lienzo. Este retrato, principal género cultivado por el artista, será uno de los primeros retratos ecuestres de un personaje no concerniente a la monarquía.
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