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NIETZSCHE, F. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Parte primera

"¿Qué es pues la verdad? Una legión de metáforas y de antropomorfismos en movimiento; en definitiva una suma de relaciones humanas que han sido elevadas, trasladadas y adornadas con los medios de la poesía y la retórica y que, luego de un largo uso, le parecen a un pueblo firmemente canónicas y obligatorias. Las verdades son ilusiones que se han olvidado que son tales. (...) ¿De dónde proviene el afán de verdad? (...) Del compromiso a mentir de acuerdo con una convención establecida; a mentir en rebaño según un estilo obligatorio para todos. Eso sí, el hombre olvida, desde luego que es esto lo que ocurre. Miente, pues, tal como digo, inconscientemente y por hábito centenario. Y precisamente gracias a esta inconsistencia, gracias a este olvido, es como llega al sentimiento de la verdad".

NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “El más feo de los hombres”, II

“Sin embargo, Él, tenía que morir. Miraba con ojos que lo veían todo, veía las profundidades y los abismos del hombre, toda su encubierta ignominia y fealdad.
Su compasión no conoció el pudor: registraba mis repliegues más inmundos. Ese supercurioso, ese absolutamente indiscreto, ese supercompasivo, ¡tenía que morir!
Me veía siempre: yo tenía que vengarme de semejante testigo, o morir yo mismo.
El Dios que lo veía todo, también al hombre, ¡ese Dios tenía que morir! El hombre no soporta que semejante testigo viva”.

NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra. “De la superación de sí mismo”

“Donde divisé un ser vivo, allí encontré también voluntad de poder: e incluso en la voluntad del siervo encontré la voluntad de ser señor.
Servir al más fuerte, a eso persuade al más débil su voluntad, que quiere ser señora de lo que es más débil todavía: tal es el único goce del que no quiere privarse.
Y así, como el menor se entrega al mayor, para dominar y disfrutar de su poder sobre el mínimo, así también el mayor se entrega y arriesga la vida por amor al poder.
Tal es la entrega del más fuerte: ser temeridad y riesgo, y un juego de dados con la muerte.
Donde existen sacrificio y servicios, miradas de amor, allí hay también voluntad de dominio. Por caminos tortuosos se introduce el débil en el fortín, hasta el corazón del poderoso –y le roba el poder.
Este secreto me ha revelado la vida: “Mira –me vino a decir-, yo soy lo que siempre debe superarse a sí mismo”.
Vosotros llamáis a eso voluntad de engendrar, o instinto de los fines, de algo más alto, más alejado, más diversos: pero todo eso es una sola y misma realidad, un único misterio.
Prefiero hundirme en el ocaso y renunciar a esa única cosa: en verdad, donde haya ocaso y otoño, allí la vida se inmola a sí misma -¡por el poder!
¡Yo tengo que ser combate y devenir, y finalidad, y contradicción de los fines! ¡Ay, quien comprenda mi voluntad comprenderá también las sendas tortuosas por las que tengo que caminar!
Cualesquiera cosas que yo crea, y las ame como las ame, pronto tendré que ser su adversario, y el adversario de mi amor: así lo quiere mi voluntad.
Y también tú, hombre del conocimiento, no eres sino un sendero y una huella de mi voluntad: ¡en verdad, mi voluntad de poder sigue igualmente las huellas de tu voluntad de verdad!
No ha dado ciertamente en el blanco de la verdad quien contra ella lanzó la frase “voluntad de existir”: ¡tal voluntad no existe!
Lo que no existe no puede querer; y lo que está en la existencia, ¿cómo habría de apetecer lo que ya tiene?
Solamente hay voluntad allí donde hay vida: pero no voluntad de vida, sino –tal es mi doctrina- ¡voluntad de poder!
Muchas cosas tiene el viviente en mayor aprecio que su propia vida. Mas en su propio apreciar habla -¡la voluntad de poder!” ".

NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (Primavera 1881 – Verano 1882), 11 [148]

"El mundo de las fuerzas no disminuye; de lo contrario se habría debilitado habría perecido en el tiempo infinito. El mundo de las fuerzas no se detiene; de lo contrario habría llegado al estancamiento y el reloj de la existencia se habría detenido. Por consiguiente, el mundo de las fuerzas no llega nunca a un equilibrio, nunca tiene un instante de quietud, su fuerza y su movimiento son igualmente grandes en cualquier tiempo. Sea cual sea el estado que este mundo puede alcanzar, tiene que haberlo alcanzado ya, y no una vez sino infinitas veces. Por ejemplo, este instante: estaba ya aquí la vez anterior y muchas otras veces y regresará otras tantas, con todas las fuerzas distribuidas exactamente como ahora; lo mismo ocurre con el instante que generó éste y con el que será hijo del instante actual”.

NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “Del hombre superior”, II

"¡Ahora Dios ha muerto! ¡Oh hombres superiores, aquel Dios era vuestro peligro más grave. Sólo ahora que él yace en su sepulcro, podéis decir que habéis resucitado. Ahora está cerca el gran mediodía: ¡sólo ahora el hombre superior se convierte en amo! ¿Comprendéis estas palabras, hermanos? Estáis aterrados: ¿quizás os domina el vértigo? ¿Se abre de par en par ante vosotros el abismo? ¿Quizás lucha contra vosotros el can infernal? ¡Pues bien, ánimo hombres superiores! Ahora es cuando la montaña del devenir humano se agita con los dolores del parto. Dios murió: ahora nosotros queremos que viva el superhombre".

NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “El canto del noctámbulo”, XII

“¿Habéis aprendido ya mi canción? ¿Habéis adivinado lo que quiere decir? ¡Adelante, pues, hombres superiores, entonad mi canto de ronda!
Cantadme ahora vosotros la canción cuyo nombre es Otra vez, y cuyo sentido es “por toda eternidad”. ¡Cantadme vosotros, hombres superiores, el canto de ronda de Zaratustra!

¡Alerta, hombre!
¿Qué dice la profunda medianoche?
¡He dormido, he dormido!
¡He despertado de mi profundo sueño!
¡El mundo es profundo,
y más profundo de lo que pensaba el día!
¡Profundo es su dolor!
¡El placer es más profundo aún que es el sufrimiento!
El dolor dice: ¡pasa!
Mas todo placer quiere eternidad,
¡quiere profunda, profunda eternidad!”

NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, II, “Los sabios famosos”

"Espíritu es la vida que se desgarra a sí misma en vivo, aumentando su saber con su propio tormento (...). ¡Del espíritu sólo conocéis las chispas, pero no veis que el espíritu es un yunque y menos aún que la crueldad es un mazo”.

NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (Comienzo 1880 – Primavera 1881), 6 [163]).

“El hombre común e igual se desea sólo porque los hombres débiles temen al individuo fuerte y prefieren el debilitamiento general a evolucionar hacia el individuo. En la moral actual veo la justificación del debilitamiento general, del mismo modo que el cristianismo quería debilitar y hacer iguales a los hombres fuertes y espirituales. La tendencia a la moral altruista es la sopa boba, la arena moldeable de la humanidad. La tendencia de los juicios universales es la comunidad de los sentimientos, es decir, su pobreza y su debilidad. Es la tendencia al fin de la humanidad. Las “verdades absolutas” son instrumentos de nivelación que corroen y destruyen las formas características”.

NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (Primavera 1881 – Verano 1882), 11 [148]

“El mundo de las fuerzas no disminuye; de lo contrario se habría debilitado habría perecido en el tiempo infinito. El mundo de las fuerzas no se detiene; de lo contrario habría llegado al estancamiento y el reloj de la existencia se habría detenido. Por consiguiente, el mundo de las fuerzas no llega nunca a un equilibrio, nunca tiene un instante de quietud, su fuerza y su movimiento son igualmente grandes en cualquier tiempo. Sea cual sea el estado que este mundo puede alcanzar, tiene que haberlo alcanzado ya, y no una vez sino infinitas veces. Por ejemplo, este instante: estaba ya aquí la vez anterior y muchas otras veces y regresará otras tantas, con todas las fuerzas distribuidas exactamente como ahora; lo mismo ocurre con el instante que generó éste y con el que será hijo del instante actual”.

NIETZSCHE, F. Ditirambos de Dionisos “¡Sólo bufón! ¡Sólo poeta!”

“Así caí yo mismo una vez
desde mi locura por la verdad,
desde mis anhelos por el día,
cansado del día, enfermo de luz,
-caí hacia abajo, hacia la noche, hacia la sombra,
por una verdad
quemado y sediento”.

 

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