Nos aproximaremos al pensamiento de Spinoza a través de su concepción de la estructura de la realidad, su construcción ética e ideas político-religiosas:
El método racionalista de Spinoza pretende exponer y desarrollar el saber filosófico siguiendo el modelo deductivo de la ciencia geométrica. Por esta razón, su obra más importante, la Ética, tiene una estructura axiomática, "según el orden geométrico". Spinoza considera que este método es el correcto porque la realidad tiene también esa estructura: el sistema filosófico de Spinoza se basa en una correspondencia exacta entre el orden de las ideas y la esfera de lo real. Comprobaremos cómo Dios, única sustancia existente, es el garante de dicha correspondencia entre el orden del pensamiento y el de la realidad.
En toda la tradición filosófica cartesiana se había considerado que sólo Dios era absolutamente independiente. En este sentido, Spinoza sigue a Descartes pero va más allá al extraer todas las consecuencias que se derivan de la concepción cartesiana de la sustancia: Spinoza afirma la existencia de una única sustancia, eterna e infinita, que existe necesariamente, consta de infinitos atributos y se identifica con Dios. Así, Dios es la realidad o sustancia; no hay más sustancia que Dios. De este modo, la tesis spinoziana implica, en primer lugar, un monismo. Por otro lado, no existe más realidad que Dios, por lo que el pensamiento spinoziano ofrece una concepción panteísta de la realidad al identificar Dios con el mundo o Naturaleza. En el mundo rige un total determinismo, puesto que el obrar divino es el ejercicio de la única causalidad inmanente divina, que se autoproduce de modo necesario.
El hombre es una limitación y concreción temporal de la sustancia; es un compuesto de un modo de la extensión y de un modo del pensamiento: está constituido por un alma (modo del atributo divino de pensamiento) y un cuerpo (modo del atributo divino de extensión). En Spinoza no se plantea el problema del dualismo cartesiano, no se da ninguna especie de interacción entre la mente y el cuerpo, sino una correspondencia o paralelismo psico-físico monista.
La trayectoria del pensamiento de Spinoza tiende a hacer culminar la especulación en la moral. El pensamiento filosófico debe guiar al hombre a la consecución de la felicidad. Ello se refleja de un modo evidente en su Ética demostrada según el orden geométrico , que contiene la síntesis acabada de su pensamiento metafísico, antropológico y moral.
El camino de la perfección sigue los mismos pasos que los grados del conocimiento, los cuales para Spinoza son tres: la imaginación o conocimiento empírico; la razón o conocimiento racional; y la intuición o conocimiento puro, por medio del cual el hombre contempla inmediatamente la eterna esencia divina y conoce cómo todas las cosas están contenidas en Él y fluyen de Él necesariamente. Este conocimiento intuitivo es el conocimiento "sub specie aeternitatis", el "amor intellectualis" que une al hombre con Dios, le libera de las pasiones y le hace bienaventurado.
La única libertad humana posible es la de reconocer la necesidad. Con esta visión adecuada de la realidad, el hombre evita toda inquietud y obtiene la tranquilidad de espíritu de la que surge la estima por todo lo que es y acontece. El sabio alcanza el ideal de felicidad al saberse manifestación de la única e infinita sustancia divina y causa de sí mismo. Ser feliz es conocer el todo y conocer al hombre formando parte de dicho todo.
Su pensamiento político y religioso se encuentra reflejado en su Tratado político y fundamentalmente en su Tratado teológico-político , que se presenta globalmente como una defensa de la libertad de pensamiento, un elogio de la tolerancia y una apología de la democracia |