Desde
sus orígenes, el hombre siempre ha intentado conocer la Naturaleza,
ya que de ello dependía su supervivencia. El conocimiento
del marco natural, así como su transformación y aprovechamiento
motivó e impulsó el conocimiento científico
y la técnica. Gracias a su inteligencia, el hombre ha sabido
adaptar la realidad a sus propias necesidades, ha sido capaz de
utilizar la naturaleza y perfeccionarla acomodándola al modo
de ser y necesidades humanas. Así por ejemplo, el hombre
no se ha conformado con recolectar los frutos que la naturaleza
le ofrece, sino que aprendió a sembrar y cosechar: primero
manualmente, luego ayudado por animales y finalmente creando máquinas
con esa finalidad. Nuestros sistemas de embalse y canalización
permiten tener agua corriente en lugares en los que las lluvias
son prácticamente inexistentes.
El hombre "usa" la naturaleza para satisfacer sus necesidades,
pero también es cierto que, lamentablemente, muchas veces
"abusa" de ella y acaba destruyéndola: extinción
de especies animales y vegetales, deforestación, contaminación
del agua y de la atmósfera... Que el hombre no sea un ser
natural más, no significa que sea "dueño de la
naturaleza" o que pueda utilizarla de un modo arbitrario o
agotar sus recursos indiscriminadamente: el hombre no posee derechos
absolutos sobre la naturaleza, sino que debe administrar sus recursos
naturales en un marco de respeto hacia la realidad natural en sí
misma considerada y hacia las generaciones futuras. Destruir la
naturaleza, no respetar sus leyes equivale a no respetar al hombre
que ha de vivir de ella y en ella. Cuando no tratamos adecuadamente
y con benevolencia la naturaleza, tampoco nos estamos comportando
nosotros de acuerdo con nuestra naturaleza humana y dignidad.
La ecología no parte de consideraciones éticas, sino
que es la "ciencia que estudia las relaciones de todos los
organismos vivos entre sí y con el medio físico en
lo que se refiere a producción o intercambio de materia orgánica".
Sin embargo, sus valoraciones sí que pueden tener un carácter
normativo para la conducta humana. De hecho, la progresiva conciencia
de los peligros que entraña la explotación no equilibrada
de la naturaleza por parte del hombre ha llevado a incorporar los
resultados y métodos de la ecología a la economía,
la sociología y la política.
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