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La Fenomenología

En la primera mitad del siglo XX nació una nueva corriente filosófica, la fenomenología. Su principal representante, Edmund Husserl, se propuso el ideal de constituir la filosofía en una "ciencia rigurosa". En principio, Husserl recibió el origen de su ideal de filosofía de su maestro Brentano, quien lo había formulado según el modelo de las ciencias exactas de la naturaleza. Por otra parte, el concepto husserliano de la filosofía como ciencia rigurosa emerge en estrecha relación con la situación de la filosofía y de la humanidad europea de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, ya que considera la crisis europea como consecuencia de la crisis del pensamiento. Según Husserl, Hegel había operado doblemente en contra del impulso para la constitución de la filosofía como ciencia rigurosa, generando un debilitamiento y también una adulteración: La adulteración de la filosofía sería el naturalismo posthegeliano, mientras que el debilitamiento de la misma sería el historicismo posterior a Hegel que presenta a la filosofía como "cosmovisión". Así pues, considera que la humanidad tiene la urgente necesidad de una filosofía científica, sólidamente fundada, plenamente radical. Una filosofía que sólo se podrá obtener con el método fenomenológico que él propugna.

Su filosofía fenomenológica se basa fundamentalmente en la "reducción fenomenológica", la cual pone entre paréntesis las existencias y se queda con la conciencia pura y trascendental. La fenomenología "es una ciencia de la conciencia y no es, sin embargo, psicología: una fenomenología de la conciencia en oposición a una ciencia natural de la conciencia". La fenomenología es la ciencia de los fenómenos que se nos revelan a la conciencia. El cometido del análisis fenomenológico es el de llevar las ideas lógicas, los conceptos y las leyes a la claridad y distinción epistemológicas. Busca esclarecer las objetividades lógicas, las vivencias de las representaciones y de los juicios en su esencial referencia a los objetos, o sea, la objetividad e idealidad del conocimiento en general. Así pues, la fenomenología es un análisis descriptivo de las vivencias del pensamiento, depuradas de sus elementos empíricos, cuya finalidad es llegar a descubrir las esencias aprehendidas directamente en la intuición. Por tanto, frente al naturalismo y al positivismo, la fenomenología es una ciencia de esencias, una ciencia apriorística o trascendental y también eidética. Así pues, en cuanto "ciencia de los verdaderos principios", de los "orígenes", la filosofía tiene que ser radical también en el rigor de su proceder, y ha de llegar a principios absolutamente claros sin reconocer más autoridad que la evidencia, la intuición directa, la captación fenomenológica de la esencia. De acuerdo con el esquema presentado en su obra La filosofía como ciencia estricta, los principios esenciales de su metodología fenomenológica son: la reducción histórica, la reducción fenomenológica, el ser como correlato de la conciencia, la reducción eidética, el positivismo integral y la intencionalidad de la conciencia.

A modo de síntesis podemos señalar que Husserl busca un término medio entre el realismo y Kant. En este sentido, una noción básica para comprender la fenomenología husserliana es la noción de "trascendencia en la inmanencia". Para el realismo las cosas conocidas están en mí, en mi mente, pero no sólo en ella, sino que están más allá de mi, me trascienden físicamente; y si bien no aprehendo la realidad totalmente, sí la aprehendo en sí, tal como es. Para Kant, con mi pensamiento únicamente conocería lo pensado como meramente construido según las aprioridades mentales con ocasión de un excitante externo o cosa en sí totalmente desconocida. Por consiguiente, el objeto pensado sería inmanente. Por su parte, Husserl adopta la postura de afirmar algo trascendente respecto de mi pensamiento, pero inmanente respecto de mi conciencia. Lo universal y necesario es producido por mi yo al vivir, inmanente en mi vivir, pero trascendente para mi pensar. Por tanto, su sistema, sin ser realista, tampoco es idealista trascendental en el sentido kantiano ni hegeliano, y tampoco es psicologista. Sin embargo, al reducir el mundo físico a un producto del yo puro trascendental, lo cierto es que desemboca en una nueva especie de idealismo.

Relaciona los principios o elementos esenciales del método fenomenológico con la explicitación de su significación o contenido:

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