Ruta 9 - Etapa 3 - Parada 4
La educación y sus retos

Educar no es sólo instruir e informar; educar implica despertar el potencial creativo del ser humano, edificar capacidades endógenas, forjar actitudes de tolerancia y entendimiento, dar a los individuos la posibilidad de dirigir su propio destino. Se debe educar "en la libertad" y "para la libertad". Esa es la auténtica educación, y sólo se puede lograr a través de una formación integral desde la base de la verdad esencial del ser humano como fundamento del aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir; es decir, dentro de las coordenadas de los valores universales de la justicia, de la libertad, del amor y de la igualdad. Evidentemente, dicha tarea educativa no es nada fácil, y sus resultados reales sólo se evidenciarán con el paso de varias generaciones, pero como alguien dijo: "Un gran golpe es un golpe pequeño que siguió golpeando".
Tal vez algunas personas piensen que el cumplimiento de dicho reto supone una utopía. Sin embargo, no debemos olvidar que la utopía no es una pura "entelequia", algo fantástico, quimérico o ilusorio. La utopía no tiene su origen en la ingenuidad, ni en la ignorancia o renuncia frente a la realidad. Etimológicamente "utópico" significa "en ningún lugar"; la utopía es, simplemente, algo que de momento o todavía no se produce o realiza en ninguna parte. Por consiguiente, no existe una dicotomía entre utopía y realidad; y plantear la cuestión en dichos términos constituye un falso dilema. En segundo lugar, lo que comúnmente conocemos como realidad, lo que acontece o sucede, no siempre se corresponde con la naturaleza objetiva de las cosas. Que las cosas sean de un determinado modo no significa que necesariamente deban ser así, ya que el "ser" de la realidad no siempre se corresponde con su legítimo "deber ser".

Ordena la siguiente frase:

 [Comprobar]   [Reiniciar]   [Pista] 
 [OK]