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Racionalismo y empirismo

Relaciona los siguientes filósofos con la corriente en la que se sitúa su pensamiento:

Comentario

Siendo la razón el instrumento propio de la filosofía es evidente que la exigencia de racionalidad es un compromiso y requisito esencial para cualquier sistema filosófico. Por tanto, en este sentido general, todos los filósofos serían necesariamente racionalistas. Sin embargo, si entendemos el término "racionalismo" en un sentido más estricto podemos distinguir entre un racionalismo metafísico y un racionalismo gnoseológico.
El racionalismo metafísico afirma que la realidad es, en último término, de carácter racional. En su acepción más general, englobaría a todos aquellos sistemas filosóficos que consideran que la realidad está regida por un principio inteligible, accesible al pensamiento y susceptible de evidencia racional, o bien identificable con el pensamiento mismo. Según una acepción más restringida y más precisa desde un punto de vista histórico el racionalismo se identifica con la corriente filosófica desarrollada en el continente europeo en el siglo XVII, opuesta al empirismo, y cuyos autores más representativos fueron Descartes, Malebranche, Leibniz y Spinoza. Dicha corriente se inscribe fundamentalmente en el contexto del "racionalismo gnoseológico": doctrina que considera que el único órgano adecuado o completo de conocimiento es la razón, de modo que ella es la fuente de todo conocimiento verdadero. Conectando con el conocimiento matemático, según el racionalismo, un conocimiento sólo merece, en realidad, este nombre cuando posee necesidad lógica y validez universal.
La filosofía de Descartes es la que refleja de manera más representativa y sistemática dichos ideales racionalistas. La evidencia como criterio de verdad, el análisis, la síntesis y la enumeración son las reglas del método cartesiano. Con ellas y tomando como modelo el método matemático, pretendía obtener mediante la intuición intelectual unas verdades evidentes y deducir a partir de ellas el resto de los teoremas de la ciencia.
En la oposición histórica al racionalismo clásico han coincidido tendencias contemporáneas, como el irracionalismo, el historicismo, el existencialismo (todas ellas declaradamente opuestas al racionalismo moderno), y el empirismo, el positivismo o la filosofía analítica, que se consideran a sí mismas fieles a la tradición racionalista.

El empirismo es la corriente filosófica que considera la experiencia como única fuente del conocimiento; es decir, afirma que todo nuestro conocimiento procede de la experiencia. Cuando se habla de la experiencia como base de todo conocimiento, los empiristas distinguen un doble tipo de experiencia: la interna, percepción de uno mismo, y la externa, percepción por medio de los sentidos. El desarrollo sistemático del empirismo es fruto de la Edad Moderna y en especial de la filosofía inglesa de los siglos XVII y XVIII con autores como Bacon, Hobbes, Locke y Hume. Ya en la edad comtemporánea destacó John Stuart Mill, así como las diversas formas de neopositivismo.
Claramente opuestas a los criterios propios del racionalismo, las características o notas distintivas más importantes del empirismo son: la negación de cualquier tipo de ideas innatas, la evidencia sensible como criterio de certeza (frente a las ideas claras y distintas del racionalismo), el rechazo de cualquier aparente conocimiento que carezca de un correlato previo en la experiencia (lo que lleva a negar la idea de substancia o la causalidad) y la negación de los conocimientos universales y necesarios.
En síntesis, tanto el racionalismo como el empirismo son dos corrientes filosóficas que pretender determinar el origen o fuente del conocimiento humano. Sin embargo, ambas adolecen del mismo problema: su pretensión de reducir y exclusivizar la fuente del conocimiento humano.

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