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¿Qué es la verdad?

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Comentario

Llegados a este punto os preguntaréis, y con razón: "Bueno, y ¿qué es propiamente la verdad?". En realidad, esta vieja pregunta es uno de los más interesantes y también de los más difíciles problemas de la filosofía. De hecho, es una pregunta con "trampa" o hasta cierto punto paradójica, ya que no es posible intentar responderla sin presuponer una determinada actitud o postura respecto al conocimiento.

La palabra verdad se utiliza en tres sentidos: para referirse a un juicio (verdad lógica); para referirse a una realidad concreta (verdad ontológica), y para referirse a una conducta (verdad moral). Aquí vamos a prescindir del tercer significado y nos vamos a centrar en el análisis de la verdad lógica y su relación con la ontológica en cuanto que la verdad es una propiedad de las cosas y del entendimiento humano.

Según su definición clásica, la verdad lógica (o del entendimiento) se define como "la adecuación de un juicio con la realidad". O, dicho de otra manera, decimos que una afirmación o juicio es verdadero cuando se corresponde con la realidad. Algo es verdadero cuando se da en la realidad, cuando sucede o se cumple.

Así pues, la verdad no es una construcción intelectual (no es algo que yo me invente porque sí), tampoco es un objeto que se posee, sino la realidad misma. Las cosas tienen una naturaleza objetiva, es decir, una verdad que nos trasciende y mide nuestro conocimiento. Digamos que las cosas, el mundo, contienen en su interior su secreto, su verdad (y esa sería la verdad ontológica o del ser). Secreto o verdad que el hombre puede llegar a desvelar utilizando adecuadamente su razón. En el lenguaje ordinario, que es fiel reflejo y expresión del pensamiento, habitualmente decimos que "las cosas son tal como son". Al afirmar esto estamos reconociendo que el ser y el modo de ser de las cosas no dependen de nuestra voluntad o estimación, no dependen de lo que deseemos u opinemos. Las cosas están ahí, por así decirlo, disfrutando de una esencia y existencia propias, que no se confunden con nuestra percepción o conocimiento. Por ejemplo, durante siglos se pensó que la Tierra era el centro del Universo, pero eso no era la verdad ya que no se correspondía con la realidad, porque la realidad nunca ha sido geocéntrica.

Por tanto, sabemos que "las cosas son", y son como son, es decir, poseen su propia verdad, con independencia de que las pensemos o conozcamos o no. También sabemos que nuestra razón alcanza la verdad de las cosas, y su propia verdad, cuando conoce conforme a la realidad. Esta actitud que afirma la existencia de una realidad independiente de nuestro pensamiento, así como la convicción de que la razón humana es capaz de acceder a ella con un conocimiento cierto o verdadero, ha sido en algunas ocasiones calificada como "dogmatismo". Sin embargo, eso no es dogmatismo, sino (tal y como analizaremos posteriormente) puro y simple realismo o sentido común.

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